El truco de esta dieta es la actitud hacia los alimentos. Se han establecido 4 prototipos que intentan englobar la mayoría de nuestros comportamientos hacia la comida: agresivo, depresivo, regresivo y defensivo.
Seguramente habrás notado que tanto la saciedad como el hambre se relacionan directamente con las emociones y varían en función de ellas. Esta es la clave para crear los cuatro tipos de dietas. La psicodieta clasifica los distintos comportamientos que tenemos frente a la comida y crea para cada uno de estos cuatro un tipo de menú.
Agresivo y carnívoro
El tipo agresivo engloba a aquella gente que disfruta de la carne por excelencia. Amante del picante y las sustancias estimulantes como el café o el tabaco. También disfruta con los alimentos que hay que masticar, que crujen. Un menú que cuenta con carne de ternera, pollo y conejo. También alimentos crujientes como el pan, el hinojo, la zanahoria, el brécol y los quesos fuertes.
Perfil depresivo
El depresivo come de forma compulsiva y sin preferencias. Comer es una distracción y acude a ella cuando está solo, triste o aburrido. Esta es una dieta muy simple: verdura lista para una ensalada, pasta o arroz cocido para acompañar, queso o sopa. Importante optar por ensaladas verdes de hoja ancha y pasta, platos que sacian y que por su volumen apagan el hambre.
Regresivo
Para los que sufren problemas de agobios y/o insomnio y comer les devuelve la calma. Dulces y chucherías han de estar presentes en su dieta pero con control.
El defensivo
Con muchas opciones al sobrepeso, la comida ayuda a estos caracteres a hacer frente a las responsabilidades. Comer les hace coger fuerza y sentirse menos vulnerables. Alimentos muy energéticos como pan, pasta, legumbres, arroz y patatas. No debe olvidarse de las verduras y la fruta para el aporte vitamínico necesario.
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