LaSalud.mx.- El cáncer es una palabra que nos da miedo y que comúnmente asociamos con una enfermedad mortal, a pesar de que en muchos casos sea curable o controlable. Es un diagnóstico que parece ser cada vez más frecuente y que no respeta edad, género, condición social y, muchas veces, ni siquiera estado de salud general. En este sentido, más allá de lo médico, tiene un fuerte impacto psicológico.
En el caso particular del cáncer de mama, aunado al temor que puede sentir una mujer joven de ver su vida amenazada cuando apenas comienza, o de una madre que lo ve como la sentencia de que sus hijos crezcan sin su mamá, hay una implicación psicológica a largo plazo cuando la solución terapéutica implica extirpar el seno (mastectomía).
Parece ser que los humanos fincamos buena parte de nuestra seguridad en ciertas partes del cuerpo. Para los hombres, practicarse una vasectomía o una visita al urólogo puede hacerlos sentir vulnerables, como si su hombría se limitara al pene. Y ni hablar si existe una disfunción eréctil. Para el sexo opuesto, el llegar a la menopausia o el que se les extraiga la matriz, en muchos casos, hace sentir como si perdiera una parte importante de ser mujer.
¿Qué pasa cuando a una paciente le deben quitar un seno –o los dos- para eliminar el cáncer? Sumado a lo mencionado, está la cultura milenaria que nos dice que uno de nuestros principales atractivos para un hombre está debajo del escote. ¿Cómo afecta esta parte psicológica a la mujer que se debe someter a una mastectomía y qué tanta importancia le da el médico a este aspecto, dentro del marco del tratamiento?
Se entiende que la prioridad del oncólogo sea remover el tumor cancerígeno y así debe ser. Sin embargo, muchos médicos especialistas consideran que una vez que la mujer esté sana y libre de cáncer deberá lidiar con un tema de inseguridad que, en muchos casos, se puede evitar. Por esta razón, hacen equipo con cirujanos plásticos que puedan atender de forma simultánea la reconstrucción de mama.
El doctor Enrique Sánchez Pérez-Verdía, cirujano plástico radicado en la ciudad de Guadalajara, comenta al respecto: “Cuando una paciente se encuentra en estadios tempranos de la enfermedad —con tumores aún pequeños o confinados a la mama— definitivamente la mejor recomendación es una reconstrucción inmediata, que es la que se realiza al mismo tiempo que la mastectomía. De esta forma, se hace una sola cirugía en el momento en el que sus tejidos están óptimos, para poder hacer una reconstrucción con los mejores resultados y con una técnica mucho menos traumática que con la reconstrucción tardía, es decir, cuando ya han pasado meses o años de la mastectomía”.
Es absolutamente lógico que después de un diagnóstico de cáncer la paciente solo pueda pensar en obtener un tratamiento que la cure, pero en los casos de detección temprana quizá debería investigar si se es candidata para una reconstrucción y consultar al médico sobre esta opción. Será él quien deba decidir si es algo viable y conveniente o no. Lo ideal es que realmente sea un especialista, profesionales que cuentan con la experiencia y los conocimientos para emitir la recomendación más certera.
Con relación a este punto, Sánchez Pérez-Verdía apunta: “Desgraciadamente, muchas veces nos damos cuenta que las mastectomías están siendo realizadas por otro tipo de especialistas que no son oncocirujanos. A veces operan cirujanos generales o ginecólogos con poca o nula experiencia en el área de oncología mamaria. Por ello, la recomendación es que se consulte a un oncocirujano que las pueda orientar para decidir si su caso debe ser manejado en una forma más conservadora con una reconstrucción oncoplástica o bien, con una reconstrucción inmediata que se hace en conjunto con el equipo de cirugía plástica”.
