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La Esquina del Blues y otras músicas:

 

El martes 14 de octubre alrededor de las 15 horas, se fue Eitan Alcántara. Sin despedirse, nos dejó su herencia musical. Hace más de dos años avisó que padecía una insuficiencia renal severa. “Un defecto congénito”, dijo, y que requería un trasplante de riñones que nunca pudo lograr.


“Hasta donde alcance” dijo alguna vez. Mientras tanto, siguió haciendo lo que más amaba en la vida. Siguió tocando su guitarra, el oud que se mandó a hacer, el saz que compró a un turco a quien convenció de vendérselo ya con el camión en marcha luego de que concluyera su última presentación en nuestro país.

 

Autor de dos discos compactos, tenía en sus planes a corto plazo, grabar un tercero. Tenía prisa por hacerlo. Sabía que su tiempo estaba contado y aprovechaba cada minuto del día para ensayar, para tocar su extensa colección de instrumentos de cuerda: su charango, la vihuela, una jarana, el requinto jarocho y un laúd, pero sobre todo, sus guitarras, un viejo bouzuoki, el saz, el oud, al que su mamá llamaba “el charangote”, y también sus flautas. El ney árabe que tanto trabajo le había costado aprender. “Tienes que hacer la lengua como de taquito”, decía, “para que suene bien”. Las quenas y zampoñas y su flauta de pan, con la que en alguna vez impresionó a un auditorio al hacer una improvisada interpretación de un tema de Bach, y hasta una guimbarda que siempre le lastimaba sus labios.

 

Sus amigos le recordamos por su extraordinaria calidad humana y su espléndida música. Seguiremos viajando con Eitan Alcántara por medio de sus proyectos. A través de sus discos “La ruta de la cuerda” y “Guitarras de América. La Independencia musical de un continente”. Recorridos que nos deja como herencia. Hoy, La esquina del blues y otras músicas está de luto. Mientras Eitan seguramente ya está tocando en otro escenario…

 

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