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El Kashiwa Reysol da la sorpresa al vencer 2-0 a los neozelandeses

Durante todo el encuentro los japoneses se mostraron mucho más entonados que los neozelandeses, dominaron el encuentro y vencieron a merced a dos goles logrados al final de la primera parte por sus delanteros Tanaka (minuto 37) y Kudo (minuto 40).

El entrenador del combinado neozelandés, el español Ramón Tribulietx, salió de inicio con un once de contención y los españoles Expósito, Viña, Guerau y Riera de titulares.

Por su parte, el experimentado brasileño Nelsinho Baptista, entrenador de los nipones, confió en la ilusión y la garra de sus futbolistas, apuntalada por la calidad de sus compatriotas Jorge Wagner, atacante que jugó en el Betis, y la estrella del equipo Leandro Domingues.

Al comienzo del partido salieron los dos equipos paralizados por el frío, uno de los protagonistas en el Toyota Stadium, con el inexperto Kashiwa japonés llevando la iniciativa del partido y los neozelandeses replegados atrás intentando sorprender al contragolpe.

A los dos equipos, muy imprecisos, les costó mucho entrar en el partido y apenas se contabilizaron un par de acercamientos al área del Auckland City, que poco a poco fue retrasando sus líneas hasta quedarse encerrado en su campo.

En uno de esas llegadas, el delantero nipón Tanaka se fabricó una jugada en el borde izquierdo del área grande y, aprovechando la pasividad de la zaga neozelandesa, se coló hasta el vértice del área pequeña y se sacó un gran disparo que supuso el 1-0 en el minuto 37.

Desde el gol, el Kashiwa se creció y continuó con su asedio sobre la portería defendida por Spoonley.

Tan solo tres minutos después del gol de Tanaka, el brasileño Leandro Domingues, muy activo en la primera mitad, sacó una falta desde la banda derecha que buscó la cabeza de Sakai, cuyo remate golpeó en el poste y tras varias carambolas Kudo mandó el balón a la red.

El Kashiwa Reysol, flamante campeón de la liga nipona tras ascender a la primera división esta misma temporada, daba la sorpresa ante la atónita mirada Tribulietx.

Tras sacar de nuevo de centro e intentar echarse hacia arriba, el Kashiwa robó un balón en el centro del campo y en un rápido contragolpe Domingues se quedó solo delante de Spoonley e intentó resolver la acción con un sutil golpeo picado por encima del guardameta que se marchó fuera en el minuto 45.

El animado público japonés pobló las gradas de amarillo, color de la camiseta del Kashiwa, y celebró, ondeando numerosas banderas brasileñas, el desparpajo y acierto de su equipo.

En la segunda parte el Auckland City salió decidido a estirarse un poco más aunque el Kashiwa, lejos de echarse atrás y aguantar el resultado, continúo con su fútbol vertical.

Cada ataque de los japoneses fue como un puñal para el combinado neozelandés, mucho más lento que sus rivales, veía como en el minuto 3 de la reanudación, tras una combinación rápida de los centrocampistas nipones, Tanaka, muy activo, mandaba un cabezazo al larguero.

Ante el asedio de los locales, el técnico español del Auckland decidió quitar al centrocampistas Feneridis y dar entrada al costarricense Luis Corrales que, con el diez a la espalda, aportó más opciones de ataque.

Fruto del empuje del equipo neozelandés llegó en el minuto 56 una buena ocasión que Exposito, que se sacó un fuerte tiro cruzado a la media vuelta desde el vértice del área chica que apunto estuvo del sorprender a Sugeno.

Conforme pasaban los minutos la niebla se fue apoderando del terreno de juego y el Kashiwa empezó a notar el cansancio después de haberse vaciado físicamente en la primera parte y gozar del marcador a favor.

El Auckland City, vigente campeón de la Liga de Campeones de Oceanía, intentó entonces llevar las riendas del encuentro aunque fue un espejismo y continuo a merced de los contragolpes nipones.

Al final, el partido fue decayendo y el Auckland tuvo ocasiones muy claras para apretar el marcador, aunque el meta local se encargó de desbaratarlas con una actuación estelar.

El empuje final de los neozelandeses no fue suficiente para modificar el marcador que terminó con la victoria, justa, de un combinado japonés que se medirá, sin nada que perder, al mexicano Monterrey, y cuyo vencedor jugará en semifinales contra el Santos brasileño

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