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Profesionistas se aburren en el trabajo.

Esta situación remite a un síndrome investigado por los suizos Peter Werder y Philippe Rothlin que señala que “simular que uno trabaja cuando no se tiene nada que hacer genera más estrés que la sobrecarga laboral” y puede ocasionar “depresiones graves”, recordó la empresa.

En México la situación suele suceder en oficinas, donde el promedio de “horas muertas” para estos trabajadores desmotivados es de dos diarias, apunta el GMSI con base en datos proporcionados por sus clientes, que suman unos 2 mil.

La empresa de seguridad privada señala que la situación lesiona al trabajador, pero también genera gastos adicionales a la firma empleadora, entre otras un retraso del 8% en “proyectos cruciales”.

“Cuando alguien no puede realizar su trabajo en el tiempo estipulado es un indicador de que algo anda mal: o no está calificado para realizar esa labor, o el trabajo se encuentra por debajo de sus capacidades”, reveló el presidente del GMSI, Alejandro Desfassiaux.

Según la compañía, quien padece el síndrome con frecuencia “‘contagia’ a sus colegas de trabajo, quienes de manera inconsciente se suman paulatinamente a las manifestaciones de aburrimiento o desinterés”.

La firma recordó que este padecimiento sucede sobre todo entre los profesionales de “cuello blanco” que trabajan en oficinas, en áreas “eminentemente creativas, pero restringidas a trabajos rutinarios” como la arquitectura, la abogacía, el periodismo y el mundo del arte, entre otras.

En general hay tres varones por cada mujer que lo sufren, y suele afectar sobre todo a personas de entre 18 y 25 años.

Las empresas más afectadas por esta situación son aquellas con “nula o poca capacidad de supervisión”, y donde no se alienta la creatividad laboral.

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