La cinta “Habemus Papam” del realizador italiano Nanni Moretti se estrenará el próximo 5 de abril con 20 copias en México, es estelarizada por Michel Piccoli, acompañado de; Jerzy Stuhr, Margherita Buy y Franco Graziosi, la película, que formó parte del Festival de Cannes 2011, se ubica en el Vaticano durante la elección de un nuevo Papa. Es una comedia muy acorde al estilo del director.
Tras los funerales del Papa recién fallecido, cardenales y ministros religiosos de todo el mundo se reúnen en el Vaticano en el cónclave para elegir al nuevo pontífice, en la plaza de San Pedro miles de feligreses y los medios de comunicación esperan el ansiado humo blanco. El nerviosismo se hace evidente cuando se confunde el humo negro con blanco, los religiosos no pueden elegir a un nuevo Papa.
El ansiado humo blanco hace su aparición, ha sido electo un nuevo Papa (Michel Piccoli), las apuestas eran estaban contra él ni siquiera figuraba dentro de los favoritos, por ello fue una sorpresa.
Todo es alegría en la plaza de San Pedro se tiene un nuevo representante de Dios en la tierra, la esperada frase Habemus Papam, se escucha desde el balcón todo es felicidad pero el nuevo Papa sufre un ataque de ansiedad justo en el momento que tiene que hablar ante todos.
Ante el inusitado hecho, el Portavoz del Vaticano (Jerzy Stuhr) toma la decisión de llamar al psicoanalista (Nanni Moretti) para que trate el problema del nuevo vicario de Cristo, aún con la investidura Papal el nuevo guía de los católicos se meterá en una divertida situación para desentrañar el porqué tiene tanto miedo de encabezar la Iglesia Católica.
Cinta divertida, amena con situaciones fuera de lo normal fuera de las que se esperaría en el Vaticano, donde veremos el lado humano del Sumo Pontífice. A Nanni Moretti se le conoce por su trabajo como director, productor y actor, en 1994 con su cinta “Caro diario”, obtuvo el premio como mejor director en Cannes.
En Michel Piccoli ha trabajado en más de 200 cintas debutando con Jean-Luc Godard en “Le Mépris” y con Luis Buñuel en “El discreto encanto de la burguesía”.
