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Higiene íntima, habla todo de ti

Como mujer, necesitas tener una atención especial con tu higiene íntima y cuidar tus órganos genitales para evitar enfermedades causadas por infecciones vaginales.

Es seguro que te preocupas por tener una sensación de limpieza y frescura durante todo el día. La zona vaginal es delicada y es importante que sepas qué productos usar para que no alteren el pH vaginal y no te causen irritación, alergias o infecciones.

Nunca es tarde para aprender algunos consejos para una buena higiene íntima femenina. Si estamos limpias, nos sentimos bien, disfrutamos más de la vida y de nuestra sexualidad. Cuidar de la salud de la vulva y vagina es muy importante, pero hay que saber hacerlo bien.

Siguiendo lo recomendado por el Diario Femenino, lo primero es conocer bien nuestro cuerpo. La vulva y la vagina no son lo mismo, no deben confundirse. La vulva es el conjunto de los órganos genitales externos de la mujer: clítoris, labios, bulbos, glándulas, uretra y vagina. La vagina es la conexión de los órganos sexuales externos de la mujer con el útero y la vía por donde el bebé es conducido fuera del cuerpo de la madre en el parto. Es también donde el flujo menstrual sale del cuerpo y por donde el pene entra durante las relaciones sexuales.

La piel de los genitales femeninos juega un papel muy importante en esta zona del cuerpo porque nos proporciona sensibilidad, dolor, calor, frío, tacto, presión, protección y placer. Tiene en su superficie millones de orificios y glándulas productoras de grasa y sudor.

Para cuidar bien de la higiene íntima hay que prestar atención al olor, la flora y el flujo vaginal. El flujo vaginal o moco tiene la función de limpiar, hidratar y lubricar y es producido por las glándulas de la vulva. El olor es producido por el sudor, el sebo, las secreciones vaginales, uretrales y menstruales más la descomposición de bacterias. Y mucho cuidado con la flora bacteriana, la que no se debe destruir ya que protege contra otras bacterias patógenas o dañinas.

Algunos consejos para una adecuada higiene íntima

       Se recomienda el uso de ropa interior de algodón, o con cubierta de algodón en la zona de los genitales y no usar todos los días tangas.

       Evitar el uso de ropa muy ajustada que hace sudar mucho más los genitales femeninos.

       Lavar los genitales con agua y jabón no de barra o perfumado, enjuagando bien y utilizando de productos específicos que permitan una limpieza profunda de la zona íntima.

       Cambiar de ropa interior cuando esté húmeda.

       Cuando el olor de la vagina es fétido, fuerte y molesto, indica una infección vaginal, de transmisión sexual o de vías urinarias.

       No es recomendable realizar duchas vaginales ya que puede dañar el pH y con ello favorecer infecciones.

       La depilación láser no se recomienda porque altera el medio ambiente natural de los genitales.

       Los tampones deben ser utilizados cuando sea muy necesario y no de forma permanente, ya que impide la salida de flujo y bacterias. Los tampones acumulan sangre que es, en la menstruación, un desecho del cuerpo.

       Cambiar de toallita sanitaria frecuentemente y usar de preferencia las que no contienen perfumes.

 

¿Por qué es importante ir al ginecólogo?

Pensar en que toca ir al ginecólogo nos puede generar ciertas dudas. Sin embargo, es crucial para cuidar de nuestra salud tanto reproductiva como sexual. Una visita al año puede salvarnos la vida.

Según la revista femenina Caoba, en América Latina y en muchos países del tercer mundo, esta revisión sigue siendo un tabú, especialmente si el doctor es un hombre. Afortunadamente, cada día más mujeres están ejerciendo esta profesión, por lo que se hace más fácil para aquellas que así lo prefieren.

Si vas a una consulta con la ginecóloga por primera vez, te preguntará sobre tu salud en general, tu historial familiar respecto a enfermedades como el cáncer e incluso sobre tu actividad sexual en caso de que no tengas una pareja fija.

También puede preguntarte si te han intervenido quirúrgicamente, si fumas, haces ejercicio y sobre tus hábitos de alimentación.

Aunque sea un poco incómodo todo el interrogatorio, es importante que le tengas confianza y no escondas nada. Cualquier irregularidad que tengas, algún malestar o síntoma que te esté afectando debes hacérselo saber para que pueda investigar y asegurarte que todo está en orden.

Adicionalmente, el especialista te consultará sobre tu menstruación, si eres regular, es decir, si tu regla es cada mes; cuándo iniciaste tu vida sexual activa (si la tienes) y cuál es tu método de anticoncepción, entre otras.

Una parte importante de la consulta es la revisión de los senos para detectar la existencia o no de tumores o cualquier irregularidad. De igual manera, la o el ginecólogo te indicará cómo puedes examinarte tú misma.

Si ya has tenido relaciones sexuales, primero te realizarán una revisión externa de los genitales, para verificar que todo está bien.

Después de eso comienza la revisión interna, la parte más incómoda de la consulta pero muy importante. Durante la revisión, el doctor podrá ver directamente el cuello de la matriz y todo el interior de la vagina para buscar quistes o verrugas.

Posteriormente se realiza lo que se conoce como el Papanicolau (PAP), un examen que toda mujer sexualmente activa debe hacerse anualmente, que detecta, entre otros, posibles células cancerígenas. La prueba consiste en introducir un cepillo pequeño dentro del cuello de la matriz para que el médico tome una muestra.

Este examen es crucial: así, el ginecólogo podrá medir los niveles de hormonas de tu cuerpo, sabrá si tienes alguna infección y estará al tanto de cualquier irregularidad que pueda dar origen a un cáncer en la matriz.

Por último, te harán una exploración llamada bimanual, donde se mide y toca la consistencia de la matriz y de los dos ovarios, por encima del estómago. Si sientes dolor durante la exploración, comunícaselo al doctor.

Si aún no has tenido relaciones sexuales, la revisión es diferente.  Generalmente se realiza una examinación física completa que consiste en ver que no haya un exceso de vello, de acné y de peso.

La visita al ginecólogo debe realizarse al menos una vez al año y de por vida, aunque no tengas actividad sexual.

Ser joven o estar soltera no te hace exenta de hacer una cita con el ginecólogo. El no tener una vida sexual activa no significa que estemos menos propensas a presentar molestias en esta zona.

Existen mujeres de todas las edades que evitan la consulta ginecológica por miedo o vergüenza de que revisen sus senos y genitales. Esto tiene que cambiar, ya que pones tu vida en riesgo.

El sentimiento de vergüenza respecto al sexo o la desnudez, además de opiniones mal infundadas, hacen que las mujeres le resten importancia a la consulta.

En caso de experimentar alguno de los siguientes malestares, visita al ginecólogo lo más pronto posible:

       Dolor o ausencia menstrual

       Sangrado una vez acabada la menstruación o después de tener relaciones

       Flujo vaginal abundante o de color amarillento / verduzco

       Malestar al orinar

       Problemas en las glándulas mamarias o dolor en los senos

       Comezón excesiva

 

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