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¿Habrá nuevo conflicto electoral?

La pregunta que más se repite en los encuentros de Andrés Manuel López Obrador con periodistas es si piensa instalar de nuevo un campamento en Paseo de la Reforma, la importante avenida de Ciudad de México que en 2006 fue escenario de su protesta por un presunto fraude en las votaciones presidenciales de ese año.

La respuesta más repetida del aspirante de la izquierda es, según la BBC Mundo: “Vamos a esperar” a que se agote el proceso legal de la votación.

Pero la duda queda dice la BBC Mundo, más ahora que el Movimiento Progresista, la coalición de partidos que le postuló, solicitó que se cuenten de nuevo todos los votos depositados en las más de 143 mil casillas o urnas electorales, instaladas durante las votaciones del domingo pasado.

Justamente, el conteo voto por voto fue la demanda central en el conflicto post electoral de hace seis años.

Algunos estiman que aquel conflicto socavó la base política de López Obrador y por eso le piden estudiar con cuidado los pasos a seguir.

La historia del 2006 parece repetirse, afirma la BBC. López Obrador no ha reconocido el resultado de las votaciones del pasado 1 de julio, donde según los primeros datos oficiales la ventaja es para Enrique Peña Nieto, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La coalición de izquierda afirma que la contienda fue “inequitativa” pues el PRI habría gastado más dinero del autorizado, habría comprado votos y, aseguran, recibió además el apoyo de la mayoría de los medios de comunicación del país.

Aunque no ha dicho si repetirá o no los bloqueos de calles y las protestas de hace seis años, el candidato asegura que esta elección no fue limpia.

“Es una vergüenza nacional”, insiste López Obrador. “Es una vergüenza esta elección por la manera como actuaron los patrocinadores del PRI y su candidato”.

El Instituto Federal Electoral (IFE), organizador de los comicios, no comparte esta idea y argumenta que la elección fue vigilada por unos tres millones de ciudadanos, entre representantes de partidos políticos y funcionarios electorales, además que el conteo de los votos es público, según dijo el consejero Marco Antonio Baños.

“Me atrevería a decir que esta es la elección más transparente de la historia de México”, asegura el también consejero del IFE Francisco Guerrero.

¿Nuevo conflicto postelectoral?

Hasta ahora el escenario no se ha descartado por completo, aunque las condiciones son distintas, le dice a BBC Mundo el analista Eduardo Huchim.

En 2006 las autoridades electorales rechazaron el recuento de los votos porque no lo permitía la ley, pero ahora el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) obliga a esta revisión en circunstancias específicas.

Por ejemplo, cuando la diferencia de votación entre el candidato ganador y quien ocupe el segundo sitio sea menor a un punto porcentual, o bien que existan inconsistencias en la suma total de los votos anotados en las actas electorales.

Hace seis años habría sido razón suficiente para el reconteo, recuerda Huchim, pero ahora la diferencia entre Peña Nieto y López Obrador es, oficialmente, de entre seis y siete puntos porcentuales del total de la votación.

En la pasada elección presidencial la brecha entre López Obrador y el actual presidente Felipe Calderón fue de 0,56%.

“Veo pocas posibilidades de que ocurra un conflicto del tipo de 2006”, explica Huchim destacando las diferencia en las circunstancias.

“Lo que ya inició es un litigio post electoral que va a desarrollarse en los cauces jurídicos, y seguramente llegará al Tribunal Electoral. Pero le llamaría litigio, más que conflicto”.

“Habrá una demanda fuerte de limpiar la elección, pero no veo la posibilidad de que se repita un conflicto del tipo de 2006. No puedo decir que no vaya a ocurrir, sino que las condiciones son diferentes”.

Conflicto interno

Instalar o no un campamento de protesta es sólo una parte de la discusión en el entorno del candidato López Obrador.

Algunos activistas, como Rosalbina Garavito, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, le piden que reflexione antes de repetir la experiencia de 2006.

Esa vez, recuerda, la izquierda se convirtió en la segunda fuerza política de México pero el conflicto post electoral le quitó el respaldo de muchos ciudadanos, de acuerdo con algunos análisis.

Eso habría ayudado al PRI, que estaba en el tercer sitio de las preferencias electorales, a convertirse en el único interlocutor del nuevo gobierno, encabezado por el conservador Partido Acción Nacional.

“A pesar de los vicios de origen de esta elección, la izquierda es la principal fuerza de oposición. En lugar de transmitir un sentimiento de derrota es necesario recuperar la percepción de triunfo”, le dice Garavito a BBC Mundo.

Garavito propone usar la fuerza política ganada en los comicios para impulsar en el Congreso los cambios que la izquierda mexicana no ha conseguido en mucho tiempo. Y para eso es indispensable “no derrochar” lo que se tiene.

“¿De dónde vienen esos votos? Vienen de históricas luchas sociales y políticas de mucho tiempo”, recuerda.

 BBC Mundo

 

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