El arte de maridar con cerveza
Anthony Burgess, famoso escritor y compositor británico, decía que una comida bien equilibrada es como una especie de poema al desarrollo de la vida. Armonizar los alimentos, encontrar su enlace y correspondencia, y mejorar la experiencia en la alimentación, es una ciencia cuyos resultados se categorizan en el ámbito artístico. Aunque su proceso requiera de una estructura analítica y en muchas ocasiones metódica, el maridaje, en sintonía con el concepto de matrimonio al que alude etimológicamente, posee explicaciones que van más allá de argumentos científicos y razonamientos sobre la experiencia de una perfecta unión. Es oportuno entonces, comentar sobre uno de los elementos de mayor variedad y excelencia en el arte del maridaje: LA CERVEZA
Maridar cerveza y gastronomía posee tantas variantes como tipos de cerveza existentes, así como la riqueza de sus ingredientes y procesos. Ya sea en su multiplicidad de versiones como por ejemplo lager, ale, lambic, clara u obscura esta bebida alcanza a cubrir un amplio rango de combinaciones gastronómicas muy interesantes. Esta amplitud le permite obtener un buen maridaje con alimentos que pocas o ninguna bebida logra, como por ejemplo, con platillos picantes o que contengan vinagre; elementos que destruyen cualquier combinación con un vino. Asimismo, su alto contenido de agua, de hasta un 95%, da limpieza al paladar, por lo que se complementa perfectamente con pescados, carnes, o quesos. La cerveza además, puede ser un acompañante ideal con platillos con salsas dulces o postres, e incluso con ensaladas y verduras de gran amargor. La cerveza presenta así amplias formas de concordancia con la gastronomía.
Como regla general, para maridar con cerveza se debe tomar en cuenta la fuerza en la sazón de los platillos. En la armonización entre sorbo y bocado, lo que se desea es exaltar tanto los sabores de los alimentos, como de las bebidas, encontrando un balance ya sea mediante la oposición, o a través de las similitudes, pero siempre con el objetivo de enaltecer y provocar nuevas sensaciones en una experiencia balanceada. Así pues, un platillo sazonado fuerte, requerirá idealmente de una cerveza obscura y de mayor cuerpo, como en el caso de los embutidos cocidos y ahumados, mientras que sabores y texturas delicadas son maridados perfectamente con cervezas claras. Ya sea con sabores ácidos, agrios, amargos, picantes o dulces, el maridaje con cerveza, en su estudio y desarrollo, abunda en combinaciones agradables al paladar y se presenta como una carta abierta para cualquier comensal que desee hacer de cada comida un delicioso evento.
Experimenta y disfruta el placer de combinar alimentos con cerveza, porque el maridaje, como todo arte, no sigue recetas, sino gustos.