Ritmo Peligroso sigue Pa’lante
Hay grandes contrastes en tu vida y hay hitos que marcan un alto de reflexión, como el concierto de Ritmo Peligroso que celebra 34 años de existencia nombrado Pa’lante, que me hizo detenerme un poco y sacarme de la mente y de la imaginación el recuerdo de los hechos, los cambios y modificaciones que ha sufrido mi vida desde el momento en que empecé a escuchar a Ritmo Peligroso, hasta el 25 de Agosto de 2012.
Primero fue en El Chopo, el mini concierto, tan vívido, tan real, que te sacude hasta la médula. Te hace recordar que estás brioso y lo que has vivido, te lleva al mundo que conoces y que conociste antes.
Al tener contacto con un grupo que forma parte del “cassette musical de tu vida”, que de una forma o de otra las letras de sus canciones eran acorde a tu vivir y a tu manera de pensar, y que le dieron forma a muchas ideas que en tu cabeza bullían, y da un transfer musical de las rolas en inglés, a las de tus raíces culturales; es decir, este grupo conjuntó las dos corrientes, que en muchos de los que estuvimos en el Metropolitan forjaron una nueva identidad y conformó un gusto musical por el Rock en Español, ya que muchos grupos ingleses y norteamericanos ya utilizaban los sonidos africanos y latinos.
La firma de autógrafos fue sensacional, con un contacto afable, donde cada uno de los integrantes mostraron su calidad humana, fue un encuentro afortunado de grandes matices que nos dieron una nueva perspectiva de esta banda.
Y después el soundcheck del 25 de agosto, desde un día antes por Facebook, buscaba tener un lugar en la selección de los asistentes a este evento, el sábado a las 13 horas no tenía noticias de si podía ir, un poco desencantado porque al parecer el sueño ahí terminaba, pero no fue así. A las 13:15 horas salí en la lista de recepción, la hora de entrada era a las 14 horas en punto y en ese momento, arráncate al Metropolitan desde Atizapán, fue un momento de gusto, de nervios, de estrés, de distintas emociones encontradas, y finalmente llego 14:30 horas con las puertas ya cerradas; dos jóvenes policías decían que la entrada fue a las 14:00 horas en punto, fue un verdadero sacón de onda, pero ni modo, la lucha se hizo.
Llega otro fan y pide hablar con el representante del grupo, porque es su amigo, la joven policía dice que no puede entrar, ya que su puesto es la puerta, sin embargo una grata sorpresa nos esperaba y que se abre la puerta, cuando el manager de la banda sale a despedir a unas personas y nos ve — qué cara nos vería, no lo sé–, pero le pidió a la guardia que nos diera acceso al inmueble.
Y sí, finalmente estaba yo adentro viendo a estos míticos músicos; cuatro, cinco rolas y se acabó; después sesión de fotos y autógrafos. En ese momento me dispuse a seguir a Jorge Arce alias El Gato, baterista del grupo ya que por una omisión de mi parte en El Chopo, no tenía su firma en dos portadas de mis discos, gracias — le dije– y me contestó,– no, gracias, a ti–, de ninguna manera respondí: –gracias a ti por hacer arte–, me estrechó la mano con fuerza y me sentí el fan número uno.
Después una foto con Piro, Mongoose, Mosy Bit, El Gato y su servilleta, esa foto no la subo al Facebook, esa es sólo para mí.
Además conocí al Caifán Pachucote Loco que no traía cámara y me pidió tomarle una foto con Sabo Romo y otra con Ritmo Peligroso, con eso hice un contacto más en el Face, para luego mandarle las fotos.
Después fui a comprar el boleto de regalo para mi hija, para que asistiera al concierto, deseándole buena suerte, tocándole la fila 6, en el mero centro, lugar privilegiado y satisfecho fui a la casa de mi mamá por la cercanía.
Ya a las 20 horas, camino al Metropolitan, me encuentro a un viejecito que vende cochinitos de alcancía, me detengo y lo compro, lo rotulo, de un lado RITMO PELIGROSO y del otro lado el nombre de un álbum de ellos, CORTES FINOS, cuyo logo es la cara de un puerco, me pareció un buen detalle para el grupo, para dárselos de regalo y de recuerdo de un fan.
La entrada estuvo tranquila, sin aglomeraciones, afuera la venta de parafernalia del grupo, ¡ups! no hay playeras, ni modo.
Ya adentro tampoco vendían discos de Ritmo Peligroso, pero si de Rostros Ocultos en cuatro ediciones diferentes.
Un poco más tarde, vámonos pa` dentro, un orden fuera de serie, cada quien en su lugar y arranca Rostros Ocultos, ese Cala canta igualito por 35 minutos delirantes de su música, con sus éxitos como: El Final, Tiempo de Cambiar, entre otros.
Finalmente se presenta Ritmo Peligroso, ¡venga!, el griterío al máximo, aplausos, silbidos, todos de pie. Arrancan con éxitos tradicionales que evocan tiempos pasados, todo el público se les entregó cantando con ellos, canciones como Contaminado y demás rolas de la primera parte del espectáculo.
Después viene la parte punk del grupo, de cuando eran Dangerous Rhythim, Piro con una energía digna de reconocerse, la gente prendida al máximo, Mongoose requinteando a todo lo que da, Avi metiéndole al bajo las mejores notas, Moby Bit en el segundo requinto, dándole fuerza y remarcando acordes, El Gato dejando alma corazón y batacas en la batería, Manny Murillo metiéndole ritmo a los timbales, Jorge Bautista no se quedó atrás en las percusiones, Felipe Saray en el órgano y teclado de viento, dando soporte musical en el acompañamiento.
Como la gran Banda que es, tuvieron invitados de lujo, de gran calidad, que dieron por resultado una clase especial y aunque suene contradictorio “igual pero diferente”, ya que pienso, que lo que se busca cuando hay diferentes vertientes musicales, es que se respete el estilo mutuo y se haga una mezcla que suene igual, pero con un matiz totalmente diferente al habitual.
Así pues, Sabo Romo acompañó en el bajo en gran parte del show. La intervención de Sax de La Maldita Vecindad fue alucinante en la interpretación del ritmo que el grupo impuso hace 34 años, vestido con un gabán negro y sombrero de copa rojo, se acopló a las mil maravillas.
Sergio Arau de Botellita de Jerez, se divirtió como enano, ya que se podía percibir como disfrutaba rockanrolear con Mongoose, Mosy Bit y Avi. Ese Arau además de poner su granito de arena, debió pagar doble la entrada, estaba en su elemento. Enfundado en esos pantalones rojos con estoperoles al lado, tipo charro, no dejo de sonreír y hacer patente su gozo, al ser parte de esa obra y del hito en la historia que ahí se formaba para muchos de los asistentes.
De antología, en el cambio de guitarras y ajustes a los amplificadores para la parte acústica. Piro se aventó un solo e interpretó Redemption Song, guitarra y armónica tocadas a la par por él mismo y una voz, que denota que hay pa`rato.
La parte acústica de la audición fue agradable, como para tomar aire y que la temperatura no llegara al punto de ebullición. Nos dio tiempo a meditar la calidad musical de todos y cada uno de los integrantes de la banda a todos los fans. Qué se puede decir, el concierto fue llevado al punto de lo magnífico.
Al terminar esta parte, Piro recordó que no había gritado –¡¿Cómo está la banda?!—y lo completó.
El grupo aun tiene la fuerza del conjunto y las rolas tradicionales para dejar nuevamente a la audiencia bailando, como si de ello dependieran sus vidas, con un sabor a experiencia de vida musical, que sólo da el caminar por muchas veredas. De hecho, Ritmo Peligroso no lleva ninguna vocal A ni U así los veo yo musicalmente, nadie es primero ni nadie es último, todos se complementan.
Y después se despide el grupo, la presentación a llegado al final, otra vez, aplausos, gritos, silbidos, las mujeres lanzando besos al aire, los brazos arriba, el entusiasmo del público gritando –¡otra, otra, otra! y yo al unísono.
Pero espérense un momento, ¿qué paso aquí?, con tantas canciones que nos deleitaron, falta Déjala Tranquila, una de nuestras favoritas. Y de pronto regresa Ritmo Peligroso y cierran con Ésta Noche, muy acorde para el final, pero para el remate, Brujería para no dejar duda de que nos hicieron brujería con su gran música; la banda se despide con todos sus integrantes al frente del escenario.
Piro le da las gracias a cada uno de los integrantes del equipo, por su intervención, así como a cada uno de los invitados, claro, todos aplaudiendo y con ruido a rabiar.
Y por último, Piro despide el show, con las palabras: Gracias a todos los que están aquí, porque son de los de “a de veras“, (cierre de oro).
Debo decirles que antes de que empezara la parte punk de la presentación, me acerqué al escenario para regalar el puerquito rotulado que compré a Piro, pero no pude llegar por la seguridad del evento que no me dejó, pero esperé un rato al final del espectáculo, en donde sólo quedaba Manny Murillo en el escenario y por fin solicité a los guardias que me dejaran entregarlo y se me concedió.
Le expliqué el porqué del marranito y él contesto –qué buena onda, gracias–. Le pedí que me regalara una de las hojas que pegan las bandas en el suelo para ver el orden de las canciones a tocar y sí me las dio; ya así tendré otro pretexto para buscarlos y tener sus firmas nuevamente en ese recuerdo lleno de energía y nostalgia.