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La mujer de hoy en el mundo

Ser mujer es incomparable, es tener tantas capacidades como responsabilidades, y no sólo en nuestra era sino desde el principio de todos los tiempos. Cada vez es menos común escuchar la frase “detrás de todo hombre hay una gran mujer”, esto porque hemos luchado por no estar detrás, sino juntos, pero la realidad es que inevitablemente en nuestras manos ha recaído ancestralmente el dar forma a la sociedad.

En cada guerra, en cada revolución, en cada epidemia, en cada proceso en vías del desarrollo, la mujer ha estado ahí, aguantando sobre los hombros el peso de las transformaciones sociales, intentando que la familia no se desmorone. Y en pleno siglo 21 seguimos sosteniendo, claro, las circunstancias han cambiado como cada vez y ahora es más fácil distribuir en la pareja las cargas de uno y otro.

Pero en semejante confusión vivimos el día a día, siendo la madre atenta y cariñosa, la amante y tierna esposa, la eficaz y competitiva profesionista o trabajadora, el pilar que sustenta a la familia que es el núcleo de la sociedad, mientras intentamos seguir nuestros sueños, pero ¿cuáles de todos los anteriores eran nuestros sueños? Todos.

Ciertamente en tiempos de mi abuela no había esa disyuntiva, el papel que debíamos jugar y cómo debíamos hacerlo estaba bastante claro y no cabía lugar a inconformidades: un ave enjaulada y muchas veces ni siquiera en jaula de oro, dispuesta a sacrificar su propio progreso en la vida en pos de su pareja y/o de la numerosa familia.

Pero aún en el siglo XXI, tras larguísimos años de lucha por obtener derechos equitativos, trato digno y la opción de decidir sobre y por nosotras mismas, todavía nos enteramos de indignantes casos de abuso, violencia e ignorancia, aunque también cada vez escuchamos más sobre triunfos de la mujer en todas las áreas.

Poco a poco hemos logrado ir desdibujando esa línea que nos excluía de un supuesto “mundo de hombres”, es claro que los hombres han ido allanando el camino para ellos en muchas áreas y también que han tenido más tiempo para hacerlo, pero muchas pioneras se han encargado de abrir el camino para el resto de nosotras, mujeres que se adhieren a las clasificaciones tradicionales de poder (político y económico) y que han llegado a la cima social y cultural.

Es así que de tantos “la primera mujer que…”, se ha convertido en una larga de exitosas representantes femeninas y podemos contar entre ellas a Jefas de Estado (incluyendo a la mujer más influyente del mundo la canciller alemana Angela Merkel o a la presidenta de Brasil Dilma Rousseff), directoras ejecutivas que controlan más de 984 mil millones dólares en ingresos, 11 multimillonarias con fortunas de alrededor de $80 mil millones, cientos de empresarias y docenas de celebridades que hacen más que verse bien y se involucran en la filantropía y en el sector económico.

Ciertamente las mujeres de hoy nos somos las mismas que las del reciente siglo XX, ni mucho menos del anterior, no sólo nos ajustamos a limitantes roles añejos, decidimos vivir la vida al máximo, compartiendo con la pareja, con la familia o disfrutando de la independencia, y pese a que seguimos sorteando las presiones sociales, las prácticas desleales, la discriminación de género, el acoso, la subestimación y otros obstáculos por el hecho de ser mujeres, conquistamos cada meta que nos hemos propuesto. En suma, la mujer de hoy no pelea un lugar en el “mundo de los hombres”, ni está “detrás de un gran hombre”, sino a su lado, convirtiéndose en una gran mujer y comparte con los hombres el esfuerzo de guiar y moldear una gran familia, de proveerle una mejor calidad de vida y mantener el mundo en orden.

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