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Obtiene Cinvestav maíz resistente a heladas y sequías

 

Con el fin de evitar que las cosechas de maíz se pierdan por sequías y bajas temperaturas, investigadores del Cinvestav obtuvieron la variedad CIEA-9 con mayor resistencia genética. Esta especie probó con éxito su tolerancia al frío hace dos semanas, cuando una helada cayó en Sinaloa, donde tienen una siembra experimental. Aunque las plantas estuvieron bajo congelamiento durante ocho horas, su desarrollo avanza sin alteraciones.

La doctora Beatriz Xoconostle Cázares, investigadora del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Cinvestav, y líder del proyecto, estudia desde hace 14 años la respuesta del maíz hacia el estrés promovido por falta de agua, lo que le permitió identificar el gen que les da tolerancia ante cambios climáticos.

El equipo científico descubrió que, de forma natural, el maíz produce un azúcar llamado trehalosa, el cual permite que mantenga agua en sus tejidos e incrementa el proceso de fotosíntesis. Y, en contraparte, genera trehalasa, una enzima que lo degrada, volviendo a la planta susceptible a la seguía y las temperaturas extremas.

Logramos –explica– que la planta atenuara la expresión del gen que genera la enzima trehalasa, y de esa manera mantener la acción de la trehalosa, con ello se obtiene un producto con mayor resistencia. Además, verificamos que esta característica se herede a las siguientes generaciones, por lo tanto el agricultor no va a depender de la compra de semillas resistentes para futuras siembras.

La variedad obtenida por los investigadores del Cinvestav, en un principio, fue diseñada para soportar la falta de agua, y en el laboratorio se observó que podía tolerar una sequía mayor al 25 por ciento en comparación con el tradicional. “Pasamos el estudio a campo, vimos resultados similares y, adicionalmente, se evidenció una tolerancia a las bajas temperaturas” afirma Xoconostle Cázares.

Contrario a lo que piensan ciertos sectores en México, los productos genéticamente modificados aportan beneficios, pues con ellos es posible incrementar la producción de alimentos en áreas cultivables reducidas; se desarrollan nuevos métodos para el manejo de plagas; son amigables con el medio ambiente y permiten hacer más eficiente el uso de la tierra y el agua.

“Para que esta tecnología pueda beneficiar a los agricultores, todavía falta cumplir con algunos requisitos legales, como escalar la siembra a pruebas piloto y luego a las comerciales. De otorgarse los permisos sin impedimento alguno, en un plazo de un año este maíz podría estar disponible en el mercado”, acota Xoconostle Cázares.

México posee las condiciones ambientales y las bases científicas para adoptar y desarrollar el cultivo de productos de alto rendimiento, pero es necesario superar los vacíos en la legislación, atraer inversión y considerar a los organismos genéticamente modificados como una alternativa real que ofrece soluciones a los problemas del campo mexicano.

 

Agencia ID

 

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