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“Que las ciudades sean cada vez más lugares para la vida”: Arquitecto Jorge Pérez Jaramillo, Director del Departamento Administrativo de Planeación, Alcaldía de Medellín

La arquitectura no es la que cambia a la sociedad, es la sociedad la que cambia a la arquitectura.

 

Medellín, Colombia, 23 de mayo.- No cabe duda que cuando la pericia, la técnica y el conocimiento trabajan en función de la sociedad, siempre descubrimos resultados impresionantes, tal es el caso de la majestuosa dinámica urbana que ostenta Medellín, Colombia, que como el ave Fénix resurgió de una situación crítica, gracias al profundo interés social de sus expertos, como el Arquitecto Jorge Pérez Jaramillo, quien ha puesto al servicio de la sociedad su experiencia en diseño y gestión de proyectos arquitectónicos y de urbanismo en beneficio de Medellín. Hoy, integra el equipo del Alcalde Aníbal Gaviria Correa como Director del Departamento Administrativo de Planeación.

Merecedor de una larga lista de reconocimientos, mentor de talentosos jóvenes universitarios, autor de más de 20 proyectos en distintas ciudades del mundo y significativas publicaciones. Mundo de Hoy converso en exclusiva con el arquitecto, quien nos comparte los factores que han convertido a Medellín en un ejemplo mundial.

Primera parte

Se habla del milagro de Medellín o de la fórmula de Medellín en cuestión urbana, además que Medellín tiene de por sí una gran tradición de conciencia social en lo relativo al urbanismo, ¿qué nos puedes decir realmente de la fórmula de Medellín?

A mí me hace muy feliz que hoy Medellín sea admirada, incluso con excesos de valoración por muchos en el mundo, porque ésta es una ciudad que viene de una fase en la que realmente padecimos una considerable hecatombe social y urbana en los años noventa.

Medellín ha logrado convertir una profunda crisis en una poderosa oportunidad y me parece que cuando se habla de Medellín como un milagro, como un modelo, no se le hace justicia al verdadero sentido de lo que ha pasado, porque en mi opinión, no ha sido un proceso milagroso, sino que ha sido el producto de un inmenso esfuerzo colectivo, producto de una cantidad de factores que no son sólo la capacidad de invención de una coyuntura política o de un líder político en particular.

¿Cuáles fueron los factores que pusieron a Medellín en tal situación?

Medellín tuvo un momento de auge y esplendor como ciudad, pero en los años setenta, de la mano de la urbanización y de la expansión poblacional aparecen varios problemas muy críticos. Medellín empezó a declinar también, y coincidió con la mayor demanda poblacional en busca de empleo, con el momento de crisis de las grandes industrias y factorías, que coincide con la crisis de la economía del café a nivel global,  todo lo cual hizo que la región antioqueña circundante entrara en una situación muy difícil, no sólo por problemas económicos sino por problemas de empleo también en el campo, que hizo que buena parte de esa población buscara alternativas en la ciudad.

Adicionalmente, durante este período, el país entra en un momento político complicado, llamado Frente Nacional entre el Partido Liberal y el Conservador, con una democracia muy limitada llena de problemas y conflictos de ética pública y corrupción política.

De hecho, Medellín ha sido un centro económico, con algunos temas ilegales desde hace muchos años, y la aparición del narcotráfico a nivel global, le llevó a convertirse en uno de los centros de mayor actividad de narcotráfico del mundo, que la hizo epicentro de una de las situaciones de conflicto urbano más violentas de la historia de la civilización, y para finales de los ochenta, Medellín se convierte realmente en una ciudad inviable, con un nivel de problemáticas sociales, urbanas y políticas, realmente descomunales.

Un elemento que pone en evidencia lo mencionado anteriormente, es la estadística de muertes al año por 100 mil habitantes. En 1991 llegaron a 386 homicidios por 100 mil habitantes. Si uno compara una ciudad violenta y crítica hoy en el mundo, como Ciudad Juárez o como Caracas, se mueve alrededor de  150 – 170, Medellín, en aquellos años, llegó a más del doble.

¿Cuál fue entonces el punto de quiebre?

La fuerza de la crisis se convirtió en el gran motor del cambio. El conjunto de actores de la sociedad, gradualmente se fue poniendo de acuerdo acerca de la gravedad de la situación y la necesidad de activar mecanismos para resolver de manera conjunta y articulada sus problemas. Medellín en ese momento desarrolló, con apoyo del gobierno nacional, una serie de estrategias importantes de planificación y gestión.

Aquí vale la pena anotar, que Medellín no era una gran capital con una tradición de planificación importante, pero fue configurando a lo largo del siglo pasado, una masa crítica de conocimiento asociado al urbanismo y a la planificación. En 1906, por ejemplo, se formuló el Plan para Medellín Futuro con la Sociedad de Mejoras Públicas, y poco tiempo más adelante, luego de una visita de Le Corbusier a la ciudad; se formula el Plan Piloto Regulador en 1950, que bajo las teorías de los congresos internacionales de arquitectura moderna –CIAM- y toda la vanguardia del pensamiento urbano, con liderazgo con José Luis Sert y Paul Wiener, se implementa un plan regulador de última generación en Medellín.

El Plan Piloto generó una masa crítica de pensamiento de planificación y gestión urbana, que ha ido teniendo momentos sucesivos de progreso y desarrollo, con lo cual, nuestra ciudad ha consolidado también una cierta tradición de planificación.

Hoy, una buena porción de la ciudad, más de la mitad, es el producto de una evolución no formal, no planificada, pero si uno mira los trazos del Plan Piloto del año cincuenta y la estructura urbana actual de Medellín, hay muchísimas claves que están definidas desde ese plan, evidencia de que ha habido un impacto positivo de eso que yo llamo, la tradición de la planificación de Medellín.

A finales de los ochenta, y principios de los noventa, en medio de la crisis, el Gobierno Nacional creó una Consejería Presidencial para Medellín, para ayudar a buscar soluciones, activar decisiones, presupuestos y acciones públicas. La iniciativa comenzó por diagnosticar y reconocer las fuentes de los problemas en las comunidades de base, y activó una enérgica propuesta de trabajo en los barrios, con las organizaciones sociales y los grupos de jóvenes, tratando de generar organización social, formación ciudadana, procesos de diálogo y de paz, y en general acciones para llevar el Estado a los sectores informales de la sociedad, una apuesta por construir ciudad y ciudadanía.

(Continuara) 

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