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La arquitectura no es la que cambia a la sociedad, es la sociedad la que cambia a la arquitectura: Arq. Jorge Pérez Jaramillo

Con motivo de la visita el día de hoy a Medellín Colombia, de Dan Restrepo, asistente del Presidente Barack Obama y Director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de E.U. donde dictara el día de mañana jueves 24 la conferencia: La globalización de las Américas y el papel de Medellín como una ciudad ejemplar para la región y el mundo(Ver Nota) . 

Mundo de Hoy se permite reproducir en forma íntegra la entrevista que ofreció en exclusiva el Arquitecto Jorge Pérez Jaramillo, Director del Departamento Administrativo de Planeación de la Alcaldía de Medellín a Carlos Henze en su reciente vista a tierras Colombianas. 

Esta entrevista que se llevó a cabo en varias sesiones y en diferentes escenarios a lo largo de un atareado día en que el acreditado arquitecto nos mostró y paseo por la vistosa ciudad antioqueña apareció publicada en la edición de Mundo de Hoy, número 42 del mes de mayo, impresa y encartada en Milenio Diario. La misma se puede consultar en su versión digital en la página 13 a través del siguiente link(ver).

Hoy nos toca una vez más agradecer la cálida hospitalidad que nos brindó Jorge Pérez Jaramillo. Vaya pues desde aquí un fraternal y solidario abrazo!.

Entrevista: Carlos Henze, enviado especial de Mundo de Hoy

Dejar de ser habitantes para ser ciudadanos

La Formula Medellín: no ha sido un proceso milagroso, sino que ha sido el producto de un inmenso esfuerzo colectivo.

La expansión de las ciudades obedece más a intereses especulativos que a estrategias urbanas integrales o a un proyecto integrado de ciudad.

Tenemos un problema gigante con las llamadas falsas viviendas de interés prioritario, caso en el que mediante algunos vacíos normativos y algunas contradicciones en las normas definidasgrupos inversionistas del sector constructor han aprovechado esos vacíos normativos para violentar las normas urbanísticas y los derechos generales de la ciudad e incluso estafar ciudadanos. Ya se han tomado cartas en el asunto e incluso ya hay agentes inmobiliarios que han ido a dar a prisión.

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Medellín, Colombia, mayo.- No cabe duda que cuando la pericia, la técnica y el conocimiento trabajan en función de la sociedad, siempre descubrimos resultados impresionantes, tal es el caso de la majestuosa dinámica urbana que ostenta Medellín, Colombia, que como el ave Fénix resurgió de una situación crítica, gracias al profundo interés social de sus expertos, como el Arquitecto Jorge Pérez Jaramillo, quien ha puesto al servicio de la sociedad su experiencia en diseño y gestión de proyectos arquitectónicos y de urbanismo en beneficio de Medellín. Hoy, integra el equipo del Alcalde Aníbal Gaviria Correa como Director del Departamento Administrativo de Planeación.

Merecedor de una larga lista de reconocimientos, mentor de talentosos jóvenes universitarios, autor de más de 20 proyectos en distintas ciudades del mundo y significativas publicaciones. Mundo de Hoy converso en exclusiva con el arquitecto, quien nos comparte los factores que han convertido a Medellín en un ejemplo mundial.

C.H.- Se habla del milagro de Medellín o de la fórmula de Medellín en cuestión urbana, además que Medellín tiene de por sí una gran tradición de conciencia social en lo relativo al urbanismo, ¿qué nos puedes decir realmente de la llamada fórmula de Medellín?

J.P.J.- A mí me hace muy feliz que hoy Medellín sea admirada, incluso con excesos de valoración por muchos en el mundo, porque ésta es una ciudad que viene de una fase en la que realmente padecimos una considerable hecatombe social y urbana en los años noventa.

Medellín ha logrado convertir una profunda crisis en una poderosa oportunidad y me parece que cuando se habla de Medellín como un milagro, como un modelo, no se le hace justicia al verdadero sentido de lo que ha pasado, porque en mi opinión, no ha sido un proceso milagroso, sino que ha sido el producto de un inmenso esfuerzo colectivo, producto de una cantidad de factores que no son sólo la capacidad de invención de una coyuntura política o de un líder político en particular.

C.H.- ¿Cuáles fueron los factores que pusieron a Medellín en tal situación?

J.P.J.- Medellín tuvo un momento de auge y esplendor como ciudad, pero en los años setenta, de la mano de la urbanización y de la expansión poblacional aparecen varios problemas muy críticos. Medellín empezó a declinar también, y coincidió con la mayor demanda poblacional en busca de empleo, con el momento de crisis de las grandes industrias y factorías, que coincide con la crisis de la economía del café a nivel global,  todo lo cual hizo que la región antioqueña circundante entrara en una situación muy difícil, no sólo por problemas económicos sino por problemas de empleo también en el campo, que hizo que buena parte de esa población buscara alternativas en la ciudad.

Adicionalmente, durante este período, el país entra en un momento político complicado, llamado Frente Nacional entre el Partido Liberal y el Conservador, con una democracia muy limitada llena de problemas y conflictos de ética pública y corrupción política.

De hecho, Medellín ha sido un centro económico, con algunos temas ilegales desde hace muchos años, y la aparición del narcotráfico a nivel global, le llevó a convertirse en uno de los centros de mayor actividad de narcotráfico del mundo, que la hizo epicentro de una de las situaciones de conflicto urbano más violentas de la historia de la civilización, y para finales de los ochenta, Medellín se convierte realmente en una ciudad inviable, con un nivel de problemáticas sociales, urbanas y políticas, realmente descomunales.

Un elemento que pone en evidencia lo mencionado anteriormente, es la estadística de muertes al año por 100 mil habitantes. En 1991 llegaron a 386 homicidios por 100 mil habitantes. Si uno compara una ciudad violenta y crítica hoy en el mundo, como Ciudad Juárez o como Caracas, se mueve alrededor de  150 – 170, Medellín, en aquellos años, llegó a más del doble.

C.H.- ¿Cuál fue entonces el punto de quiebre?

J.P.J.-La fuerza de la crisis se convirtió en el gran motor del cambio. El conjunto de actores de la sociedad, gradualmente se fue poniendo de acuerdo acerca de la gravedad de la situación y la necesidad de activar mecanismos para resolver de manera conjunta y articulada sus problemas. Medellín en ese momento desarrolló, con apoyo del gobierno nacional, una serie de estrategias importantes de planificación y gestión.

Aquí vale la pena anotar, que Medellín no era una gran capital con una tradición de planificación importante, pero fue configurando a lo largo del siglo pasado, una masa crítica de conocimiento asociado al urbanismo y a la planificación. En 1906, por ejemplo, se formuló el Plan para Medellín Futuro con la Sociedad de Mejoras Públicas, y poco tiempo más adelante, luego de una visita de Le Corbusier a la ciudad; se formula el Plan Piloto Regulador en 1950, que bajo las teorías de los congresos internacionales de arquitectura moderna –CIAM- y toda la vanguardia del pensamiento urbano, con liderazgo con José Luis Sert y Paul Wiener, se implementa un plan regulador de última generación en Medellín.

El Plan Piloto generó una masa crítica de pensamiento de planificación y gestión urbana, que ha ido teniendo momentos sucesivos de progreso y desarrollo, con lo cual, nuestra ciudad ha consolidado también una cierta tradición de planificación.

Hoy, una buena porción de la ciudad, más de la mitad, que es el producto de una evolución no formal, no planificada, pero si uno mira los trazos del Plan Piloto del año cincuenta y la estructura urbana actual de Medellín, hay muchísimas claves que están definidas desde ese plan, evidencia de que ha habido un impacto positivo de eso que yo llamo, la tradición de la planificación de Medellín.

A finales de los ochenta, y principios de los noventa, en medio de la crisis, el Gobierno Nacional creó una Consejería Presidencial para Medellín, para ayudar a buscar soluciones, activar decisiones, presupuestos y acciones públicas. La iniciativa comenzó por diagnosticar y reconocer las fuentes de los problemas en las comunidades de base, y activó una enérgica propuesta de trabajo en los barrios, con las organizaciones sociales y los grupos de jóvenes, tratando de generar organización social, formación ciudadana, procesos de diálogo y de paz, y en general acciones para llevar el Estado a los sectores informales de la sociedad, una apuesta por construir ciudad y ciudadanía.

Uno de los elementos importantes del proceso, es que se asumió que buena parte del cambio tenía que partir de la formación de la ciudadanía, de una estructura participativa y democrática, para poder resolver el problema. Una sociedad tradicionalmente fragmentada, relativamente gobernada por las élites, como es frecuente en América Latina, fue dando poco a poco, una sociedad activa en instrumentos de diálogo ciudadano, participación de los líderes sectoriales, encuentro y convergencia de todas las facciones de la sociedad. La Consejería, por ejemplo, desarrolló instrumentos para la formación de líderes como lo que llamaron en su momento: “Núcleos de Vida Ciudadana”, iniciativa para generar lugares y estructuras cívicas dentro de los barrios, que son antecedente, de lo a que después se denominó: “PUI, Proyectos Urbanos Integrales”.

El Plan Estratégico de Medellín y Área Metropolitana 2015

Los procesos de formación de líderes sociales, el desarrollo de instrumentos participativos, las mesas ciudadanas, los foros de Alternativas de Futuro para Medellín, liderados desde la Consejería Presidencial, permitieron que alrededor del año 94, Medellín tuviera una base teórica consensuada sobre cómo debían ser los cambios de la ciudad, es decir, empiezan a surgir, procesos de planificación como Visión al Siglo XXI y una primera etapa de acuerdos colectivos de toda la sociedad para superar la crisis.

En los años 95 – 96, inicia un proceso muy importante, llamado el Plan Estratégico de Medellín y Área Metropolitana 2015. En ese momento hubo una oleada de planeación estratégica en todo el continente, pero que a diferencia de lo que pasó en otros lugares, en nuestro caso no quedó en la fase de formulación estratégica del plan, se territorializó, lo que contrasta una de las críticas frecuentes que se le hizo a este tipo de planeamiento, y es que se quedaba en formulaciones muy teóricas.

Colombia definió en el año 97, una ley de Desarrollo Territorial, de corte municipalista; que planteaba la necesidad de formular planes de ordenamiento territorial municipal con un horizonte de 12 años, una visión de largo plazo. Entonces, el primer Plan de Ordenamiento Territorial – POT- de Medellín, recoge el modelo de ciudad del Plan Estratégico, así como todo el proceso previo de Consejería Presidencial, los Foros de Alternativas de Futuro y la Planeación Estratégica, con lo cual el proyecto de ciudad y el Plan de Ordenamiento se convierte en la apuesta colectiva, que se había venido configurando años atrás.

C.H.- ¿Cómo fue la actitud de la población ante esto?

J.P.J.-Por diversas circunstancias políticas hubo ciertas generaciones que crecieron al tenor de estos procesos, que entraron en conflicto con la clase política tradicional, que en parte era responsable o se juzgaba responsable de la crisis; y se generó, una cierta transición generacional. A finales de los años noventa lo que ocurre realmente en Medellín, es que toda esa generación que creció en la crisis y en la discusión, asumió un liderazgo y una renovación de dirigencia regional. 

Entonces empiezan a aparecer no sólo nuevos líderes sino continuidades de procesos y sobre todo, líderes que en medio de una pluralidad de matices y de ideologías o de representaciones de diversos de sectores de la sociedad, construyeron acuerdos sobre temas fundamentales del futuro de Medellín.

C.H.- ¿En esto radica una “fórmula” exitosa?

J.P.J.-Lo que yo creo que pasó y que es la base de lo que podría generar un modelo Medellín, es que la ciudad, apalancada en su profunda crisis, construyó una apuesta colectiva con una visión de largo plazo, dejando estratégicamente definidas sus prioridades. Y pasamos de tener muchos habitantes a tener una ciudadanía más activa, un proceso de auto formación ciudadana; y por el otro lado, el surgimiento de un proyecto político, urbano y cívico, en el sentido de que no fue sólo un movimiento partidista o electoral, sino sobre todo, una apuesta política por el futuro de muchos sectores de la sociedad.

La ciudad a lo largo de muchos años ha tenido una capacidad inmensa para implementar acciones urbanas, Medellín desde hace muchos años es una ciudad que ha tenido buena ingeniería, relativamente buena capacidad de acción urbana, y eso se convierte, adicionalmente, en parte de la receta. Una de las ideas fundamentales es: “recuperar la ciudad para los ciudadanos”, “dejar de ser habitantes para ser ciudadanos”.

Una de las cosas que nos había ocurrido era que la crisis del narcotráfico y la violencia nos había quitado el espacio y la vida pública, y parte de la apuesta que hizo la ciudad fue el reencuentro ciudadano con la sociedad, y surgen no solamente procesos urbanísticos y físicos y de infraestructura, sino diversidad de procesos sociales, de comunicación, de cultura, de actividad pública, que hacen que el ciudadano empiece a tomarse de nuevo la ciudad para sí mismo, y eso genera una responsabilidad ciudadana.

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C.H.- Se generó una mayor conciencia social

J.P.J.-Se desarrolló mucha conciencia social, y aprendimos del riesgo que significa gestionar inadecuadamente la ciudad, en términos de que los errores acumulados de la historia de Medellín, nos obligaron a entender muy bien cómo debemos proceder, qué debemos hacer y sobre todo qué no podemos dejar de hacer. Hay una búsqueda todavía inconclusa, todavía con limitaciones y con asignaturas pendientes, pero ya con un recorrido y un acumulado de resultados importantes.

Es una sociedad que lleva muchos años trabajando en una apuesta por la inclusión y la equidad y que ha priorizado el pago de un saldo histórico de carácter social, una deuda social acumulada muy grande, y que ha hecho de la política pública uno de los mecanismos para eso.

Los años novena e inicios de este siglo, son momentos cruciales, porque surge un momento de discusión política muy fuerte entre los partidos políticos tradicionales y organizaciones cívicas ciudadanas, que habían estado construyendo el proyecto colectivo de los noventa y que genera unos debates políticos y electorales importantes. En el año 98 ya era un hecho que operaciones urbanas como Parque Los Pies Descalzos, la Plaza de Cisneros, de la Luz, la Biblioteca EPM, el Parque de los Deseos, para citar sólo algunos, planteaban el impacto tan maravilloso que tenía sobre la sociedad desarrollar equipamientos públicos de vida, cultura y actividad en el espacio público.

A partir de ese momento, con un liderazgo renovado de ciudadanos activos cívica y políticamente, Medellín ha desarrollado diversidad de estrategias desde las infraestructuras y el urbanismo para reconquistar la ciudad para todos: parques, plazas, bulevares, vías peatonales, equipamientos como el Museo de Antioquia, el Museo de Arte Moderno, los parques biblioteca, las escuelas, los nuevos colegios de calidad, los jardines infantiles del Programa Buen Comienzo, equipamientos para los adultos mayores, nuevos escenarios deportivos, particularmente y de manera emblemática los que se hicieron para los Juegos Suramericanos; todos articulados mediante sistemas colectivos de movilidad muy representativos de una arquitectura cívica en el sentido del edificio como herramienta para generar entornos de inclusión y de convivencia.

C.H.- Obviamente se encuentra la corrupción en cuestiones gubernamentales como también privilegios de las grandes elites, también es algo con lo que se tiene que luchar para implementar un modelo.

J.P.J.-Uno de los temas que yo creo cambió críticamente la ciudad, es que llevamos cerca de 15 años en los que hay casi que un acuerdo pleno de la ciudadanía en los que se entiende que la política que usa lo público como agenda grupal no es el camino, se ha desplegado una conciencia bastante amplia, no absoluta, ni plena, pero sí muy amplia de que hay que honrar lo público, y que el sistema electoral, la democracia local, tiene que velar por elegir liderazgos políticos que defiendan el interés ciudadano colectivo y la transparencia y la ética pública.

C.H.-En ciertas regiones, el caso de América Latina, de México, se da mucho la especulación con el uso de suelo, ¿esto se

desarrolla en algunas regiones más que en otras?

J.P.J.-Medellín tiene problemas muy críticos frente al tema, pero yo creo que esa es una característica general de la expansión urbana Latinoamericana, los suelos urbanos son unos de los grandes mecanismos de generación de riqueza, y eso está entendido y conocido en todo el continente, por lo tanto, lo que regularmente ocurre es que la expansión de las ciudades obedece más a intereses especulativos que a estrategias urbanas integrales o a un proyecto integrado de ciudad.

A Medellín le ocurrió lo mismo, de hecho esta es una sociedad con una condición urbana tremendamente inequitativa y muy segregada, es decir, en este territorio coexistimos varias ciudades, una ciudad con altos estándares de accesibilidad a servicios urbanos y otra ciudad en condiciones casi degradantes de la vida.

Y la apuesta, que llevamos más de veinte años construyendo hacia las soluciones, es generar realmente una vida mucho más equitativa, mucho más digna para todos mediante el uso, entre otras cosas, de instrumentos de gestión urbana que hagan que el equilibrio en términos de dotaciones y de acceso a las necesidades básicas satisfechas, se resuelva positivamente.

Entonces, la prioridad de esta ciudad ha sido trabajar con miras a la equidad urbana, y ese es uno de los mensajes que nuestra propuesta esa idea de ciudades para la vida tiene que transferir y es: no hay futuro sin equidad. No es sostenible una sociedad urbana que no es capaz de proveerle a todos sus habitantes condiciones básicas de dignidad, de seguridad, de acceso a la educación, la salud, de condiciones ambientales sostenibles, es decir, de un confort básico que haga que la vida sea posible.

Uno de los fenómenos más fuertes que existen en esta expansión urbana, que se ha dado en el mundo y no sólo en América Latina, sonlos escándalos con el desarrollo inmobiliario, los últimos diez años son impresionantes. Es que a través de instrumentos de calificación del suelo, pero también a través de trampas a las normatividades urbanas, las ciudades estamos entrando en unas situaciones muy conflictivas de especulación del suelo y de desarrollo de obras que superan de lejos las densidades urbanas apropiadas y las normatividades definidas, generando alto riesgo ambiental y social.

Ese es uno de los temas que tenemos que abordar desde las oficinas de planeación y de la administración pública con mayor rigor, porque obviamente son asuntos que mueven mucho dinero, grandes intereses y altos niveles de corrupción.

En el caso nuestro, hay incluso municipios que han sido prácticamente cooptados por la especulación inmobiliaria, violentados en su estructura urbana y en los derechos generales de la sociedad. Ahora mismo aquí en Medellín tenemos un problema gigante con las llamadas falsas viviendas de interés prioritario, caso en el que mediante algunos vacíos normativos y algunas contradicciones en las normas definidasgrupos inversionistas del sector constructor han aprovechado esos vacíos normativos para violentar las normas urbanísticas y los derechos generales de la ciudad e incluso estafar ciudadanos. Ya se han tomado cartas en el asunto e incluso ya hay agentes inmobiliarios que han ido a dar a prisión.

Es un problema que es de alta prioridad para Medellín, hoy tenemos hechos cumplidos con más de 170 proyectos en la ciudad, que están en condiciones conflictivas, normativamente hablando, asociados a este tipo de vivienda. La acción que tenemos que hacer es, por un lado, encontrar mecanismos judiciales y de sanción, y por el otro lado, buscar compensaciones sociales al daño generado por estas operaciones y generar instrumentos normativos que nos permitan impedir que a futuro, se vuelvan a dar este tipo de situaciones. Un gran aprendizaje de corresponsabilidad ciudadana y del Estado.

C.H.-Y respeto a la propiedad, al derecho de suelo.

J.P.J.-Colombia tiene este instrumento que es el Plan de Ordenamiento Territorial, que es un mecanismo de planeación de gestión del suelo, adecuado si se maneja bien, una herramienta poderosa para generar una ciudad más equilibrada y menos producida por especulación sectorial. En eso estamos trabajando, que la ciudad no sea simplemente un lugar de la especulación inmobiliaria y de suelo, sino que sobre todo sea una apuesta colectiva por la competitividad, la inclusión y la sostenibilidad urbana.

C.H.- ¿Tienen algún organismo que lleve a cabo la vigilancia, la procuración de justicia en cuanto esto?

J.P.J.-Sí. Colombia tiene una serie de instrumentos, obviamente sabemos que tenemos mucho por hacer para evolucionar hacia controles mucho más efectivos, pero contamos con unos instrumentos de gestión de la justicia, de control político que son importantes y de autoridades ambientales rigurosas, que hacen que haya un nivel de control desde lo público, pero también parte de lo que se ha generado con nuestra crisis, es que tenemos una sociedad en cierto grado formada para hacerle veeduría cívica a sus líderes públicos, una opinión pública relativamente evolucionada, con medios de comunicación y sistemas políticos con importantes niveles de capacidad de seguimiento y control político de lo que hace la administración pública.

C.H.-Con tal experiencia obviamente tuvieron una participación más que destacada en el 15vo Congreso Iberoamericano de Urbanismo

J.P.J.-Lo que le ha pasado a Medellín es que se convirtió en un referente internacional porque ha logrado hacer convergencia entre la teoría urbana, el pensamiento y la planificación, con la acción pública, la inversión y la ejecución de obras que transforman la realidad. Entonces Medellín es invitada regularmente a estos escenarios a poner en evidencia el impacto y el potencial que puede tener el urbanismo y la arquitectura pública en el cambio social y en la superación de la crisis.

En el Congreso hubo la oportunidad para mostrar cómo, desde el pensamiento urbano y el pensamiento ambiental y territorial, se pueden desarrollar obras y procesos de planeamiento transformadores política y socialmente de una comunidad.

Medellín es una ciudad que ha encontrado y entendido que la arquitectura pública y los equipamientos urbanos son una herramienta poderosa de transformación de las dinámicas negativas de la sociedad.

Una cosa que es muy importante es: la arquitectura no es la que cambia a la sociedad, es la sociedad la que cambia a la arquitectura. Y uno de los aprendizajes de Medellín que podemos compartir es cómo construir colectivamente y socialmente unas apuestas, que hacen que la arquitectura sea capaz de responder positivamente al interés de la vida urbana.

Entonces, son nuestros ciudadanos en los barrios los que tienen una idea y la arquitectura es una consecuencia de ellos y no al revés. 

Ahora, un tema que ha sido crucial en Medellín es trabajar por el acceso a la ciudad para todos, y para eso también el tema de la infraestructura de transporte ha sido crucial, nosotros teníamos una sociedad muy segregada y desintegrada con poca accesibilidad a la ciudad, y elementos como el metro y los metrocables han sido herramientas muy poderosas de inclusión e integración social.

En la medida de que comunidades periferizadas que vivían en comunidades muy marginadas, ahora, a través del sistema colectivo de transporte pueden acceder con mucha facilidad a la ciudad metropolitana, un cambio social que genera ciudadanía e inclusión.

Entonces la integración de equipamientos públicos, arquitectura e infraestructura de transporte y buenas prácticas ambientales y culturales han generado apuestas políticas muy fuertes.

C.H.- ¿Espacios como el 15vo Congreso son foro para casos específicos tanto a problemas ambientales como territoriales de ordenamiento?

J.P.J.-Eso es un tema que es crucial aquí, y es que Medellín ya tiene una larga trayectoria y una tradición de reflexión urbana, y congresos como este son muy frecuentes no sólo a nivel internacional sino a nivel local. Hay una inmensa tendencia a promover discusiones urbanas, y de hecho el año entrante vamos a hacer el Foro Urbano Mundial UN Hábitat de Naciones Unidas  (7° WUF) en abril de 2014, que es el más importante evento de discusión urbana en el mundo, y es por eso, porque Medellín ha desplegado y contribuye en la reflexión global, y contribuye a la reflexión global, no sólo las acciones sobre el territorio sino por su tradición relativa de ser Foro, proyecto colectivo.

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La apuesta nuestra, es que se entienda que si en algo Medellín puede aportar ideas y aprendizajes para el mundo, es que las ciudades son el ámbito para la vida, porque no hay antecedentes en la historia de la civilización de tanta población viviendo en áreas urbanas, como hoy. 

Tenemos más de mil millones de personas viviendo en tugurios o en ranchos; y tenemos inmensas extensiones de ciudades en condiciones de miseria y degradación humana. Lo que queremos es utilizar esta dinámica de experimentación y discusión urbana que tiene Medellín, para contribuir a generar en ese Foro una gran discusión global sobre qué hay que hacer para que las ciudades cada vez más, sean lugares para la vida.

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