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Corazón y diabetes mellitus

El 14 de noviembre se celebra el día mundial de la Diabetes. Por supuesto que es un buen momento para reflexionar acerca de la situación actual de la enfermedad en nuestro país y concientizar a la población, incluyendo a los que no padecen la enfermedad, para prevenir el desarrollo de la misma o para evitar las graves consecuencias que tiene vivir con diabetes y no cuidarse. La diabetes mellitus es una de las enfermedades más comunes en nuestro país, prueba de lo cual, tanto en el Distrito Federal como en buena parte de los estados del país ocupa, junto con la cardiopatía isquémica y la enfermedad vascular cerebral, uno de los tres primeros lugares en mortalidad.

¿Cardiopatía y Diabetes Mellitus: Una vía final común?

Existe una estrecha relación entre padecer diabetes y tener enfermedad cardíaca. El proceso de aterosclerosis comienza, en ocasiones, décadas antes de hacer el diagnóstico de diabetes, en el proceso denominado “intolerancia a los carbohidratos” y precisamente la aterosclerosis contribuye a un 80% de la mortalidad diabética en general; el 75% de estos enfermos presenta enfermedad arterial coronaria y el 25% restante padece complicaciones vasculares cerebrales y a nivel de la circulación arterial periférica (piernas principalmente). Es tan relevante este proceso que más del 50% de los pacientes diabéticos recién diagnosticados, muestran evidencia de enfermedad arterial coronaria si se les investiga de forma dirigida. Sabemos que el riesgo de presentar complicaciones crónicas se relaciona de manera directamente proporcional con el aumento de los marcadores de control metabólico del diabético. Uno de los marcadores más importantes en la clínica es la determinación de la hemoglobina glicosilada, y sabemos que por cada punto porcentual por arriba del 7% el riesgo de padecer enfermedad arterial periférica se incrementa en 43%, el riesgo de presentar enfermedad microvascular aumenta 37% y el riesgo de sufrir un infarto del miocardio se incrementa 14%. Otro dato que es digno de mencionar es que generalmente la diabetes no viene sola, ya que es muy frecuente su asociación con otras enfermedades crónicas que también afectan directa o indirectamente al corazón, como la hipertensión arterial sistémica o la dislipidemia. Como ejemplo podemos mencionar que la probabilidad acumulada de desarrollar hipertensión arterial sistémica si el paciente es diabético es de 4.36 pacientes/año lo que supone un aumento en la prevalencia de la hipertensión dentro del grupo de pacientes diabéticos que alcanza más del 70% en 15 años de seguimiento. Es claro que la diabetes incrementa la mortalidad cardiovascular en general, independientemente del número de factores de riesgo que padezca cada persona y obviamente este incremento es directamente proporcional al número de factores de riesgo y/o comorbilidades que tiene cada persona.

¿Qué pasa actualmente en México?

De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) realizada en el 2012 la prevalencia de la enfermedad entre los mayores de 18 años en todo el país es de 9.2%. Si nos enfocamos al grupo de los adultos mayores, la prevalencia prácticamente se triplica para las personas de 60 a 69 años de edad (prevalencia del 26.3%). México tiene un serio problema ya que a pesar del gran número de personas diabéticas, solamente tenemos identificados a una parte de ellas, y el control de la enfermedad en los diagnosticados tampoco es óptimo en muchos de los casos; esto claramente tiene que ver con los malos hábitos de alimentación y ejercicio que prevalecen en nuestro país, la insuficiente información médica que recibe nuestra población y en algunos casos el limitado acceso a servicios médicos o medicamentos adecuados para su control, sin mencionar los altos costos de la medicina privada y la información malintencionada que desafortunadamente abunda en los medios de comunicación que confunde y desconcierta a la población.

¿Qué pasa con los adultos mayores y la diabetes?

La enfermedad puede presentarse a cualquier edad pero en la tercera edad ocupa una relevancia especial ya que si el paciente la ha padecido por muchos años sin un control adecuado (en ocasiones décadas), es en esta etapa de la vida en la que se hacen manifiestas las complicaciones crónicas de la enfermedad y el paciente comienza a sufrir como consecuencia de las secuelas que afectan a todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo. Sabemos que las complicaciones más graves se presentan en los órganos más delicados; aquellos que tienen una red de vasos sanguíneos muy delgados y que son gravemente afectados por la enfermedad. Dichos órganos son los ojos (retinas), el cerebro, el corazón, los riñones y, en general, todos estos efectos deletéreos los encontramos en todos los vasos sanguíneos por lo que la circulación de nuestras piernas y particularmente de nuestros pies también se afecta seriamente.

La diabetes que inicia como enfermedad en la tercera edad por lo general no es tan agresiva como la que aparece en los adultos jóvenes; sin embargo, si no se diagnostica y si no se vigila apropiadamente, también puede afectar a la calidad de vida de los pacientes adultos mayores.

¿Qué podemos hacer?

La estrategia que se ha demostrado más efectiva, como en el resto de las enfermedades crónicas no transmisibles, es la prevención. Si nosotros no sabemos cómo se encuentran nuestros niveles de azúcar en sangre, tenemos que acercarnos a un profesional de la salud para recibir orientación e idealmente obtener una muestra de sangre para determinar el nivel de azúcar (glucosa) en sangre después de un ayuno de 12 horas. Por lo menos deberíamos checar el nivel de glucosa capilar en ayunas con un equipo llamado glucómetro y una sencilla prueba que solamente requiere de una gota de sangre de alguno de nuestros dedos de las manos.

Si somos diabéticos necesitamos saber que los medicamentos no son suficientes para controlar la enfermedad. Los pilares del control de la diabetes son dieta, ejercicio y medicamentos; es decir, el ejercicio regular y una dieta adecuada son tan importantes como el tratamiento farmacológico. Una estrategia importante es el auto-monitoreo que consiste en tener en casa un glucómetro electrónico para medir de manera rápida y confiable los niveles de azúcar con la finalidad de determinar si nuestro control es adecuado y detectar oportunamente fluctuaciones en las cifras de glucosa, algunas de las cuales son muy graves y deben ser atendidas de inmediato, particularmente la disminución grave de las cifras de glucosa como consecuencia de ayuno prolongado o toma incorrecta de la medicación. Cada paciente según su edad, condición física y las enfermedades coexistentes tiene diferentes necesidades así que solamente el personal médico calificado puede decirle a cada uno cuál es la meta a la que debe llegar y cómo lograrlo.

La intención es lograr una participación incluyente entre el paciente, el médico y la familia de cada enfermo para que se integre un equipo y podamos lograr las metas individuales sin exponer a nuestros enfermos a riesgos innecesarios o a efectos colaterales de los medicamentos.

Es así que la conmemoración del día mundial de la Diabetes debe ser una oportunidad para la reflexión profunda y para darnos cuenta que siempre podemos hacer algo más por nosotros mismos, por nuestra salud o la de nuestros familiares. No permitamos que la historia natural de esta terrible enfermedad se repita una vez más. Tenemos el problema en nuestras manos y es así como nos toca involucrarnos para evitarlo, postergar su aparición, identificarlo oportunamente y controlarlo de la mejor manera posible, logrando un impacto favorable en la calidad de vida de nuestros pacientes y de nosotros mismos.

*Dr. Amir Gómez-León Mandujano.

Médico Especialista adscrito al Departamento de Enseñanza y Divulgación del Instituto Nacional de Geriatría, Secretaría de Salud. México, D.F.

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