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El camino oscuro detrás de la bata blanca del médico

En México, el diseño de los programas de estudio para internos y  médicos residentes no ha tomado en cuenta la seguridad de los pacientes, pues los estudiantes o becarios de medicina son sometidos a largas jornadas de trabajo que pueden durar hasta 34 horas por guardia y 100 horas a la semana.

Los hospitales tienen cada día más pacientes, la dinámica de trabajo ha tenido un crecimiento exponencial y se ha visto a los estudiantes de medicina como el capital humano necesario para su operación.

Ellos tienen una participación casi absoluta en los servicios de urgencias, ingreso hospitalario,  atención a partos e intervenciones quirúrgicas, el interno o médico residente participa más como fuerza de trabajo que en un proceso de enseñanza.

Este modelo de aprendizaje tiene décadas de vigencia y se ha convertido en una tradición donde están sujetos a esquemas de disciplina casi militar, bajo un contexto de poder oculto por lo que reiteradamente son  denigrados y humillados, sujetos a acosos sexuales, discriminación de género,  despotismo, explotación laboral, recibiendo también sanciones arbitrarias, sometiéndolos  a jornadas aún más extremas de trabajo,  generando ansiedad y depresión, donde el resultado puede traducirse en la falta de capacidad cognitiva para poder apreciar un diagnostico veraz de la enfermedad de un paciente, hacer una mala interpretación de análisis clínicos,  puede incluso impactar en la morbilidad, días de cama y uso irracional de medicamentos.

Existen diversos estudios acerca de la privación del sueño de los estudiantes y el grado de errores que cometen bajo este contexto, generando un impacto negativo sobre el bienestar de los médicos y la seguridad del paciente,el estudio realizado por David Reid Dawson acerca “Del deterioro en el desempeño por fatiga y alcohol”nos muestra que la reducción de cada hora de sueño produce una reducción del rendimiento cognitivo psicomotor similar a un incremento progresivo del 0.004% de concentración de alcohol en la sangre.

Se debe realizar una reingeniería  a los programas académicos y tomar en cuenta la capacidad humana de los estudiantes ¿Si se puede aprender algo después de 30 horas de estar despierto? ¿Si alguien podría confiar en un piloto de avión o chofer de un autobús después de tantas horas de no dormir? ¿Dónde están protegidos los derechos del paciente para ser atendido por médicos que se encuentren con su capacidad cognitiva al 100% y no bajo esquemas de fatiga por deprivación del sueño?

El marco jurídico mexicano regula en la Ley Federal del Trabajo la jornada máxima de trabajo de 48 horas a la semana y ocho horas diarias, mientras que los internos y residentes médicos pasan hasta 34 horas de pie antes de poder dormir unas 6 horas, bajo esquemas de alimentación deficiente  proporcionada por el hospital ante la aseveración de no tener un presupuesto adecuado, por lo que prácticamente se ha convertido en una forma de esclavitud por parte de las instituciones de salud avaladas por las universidades.

El descanso diario es un requerimiento para la adecuada conservación de la salud física y mental, por lo que es urgente que se cambie el esquema de guardias y se enfoque la participación de los internos y médicos residentes dentro de los hospitales hacia el proceso de enseñanza aprendizaje y no como un recurso humano.

Países europeos como España han cambiado haciendo una reducción de horas de guardia estableciendo como límite 56 horas a la semana, dirigidas hacia horas de enseñanza y no de labores, de esta manera se salvaguarda la seguridad y tranquilidad del paciente y la seguridad, salud física y mental del interno y residente, así como el aprovechamiento académico que es fin  primordial de este proceso.

En conclusión  el sistema de salud nacional debe armonizar la jornada de trabajo de los internos y médicos residentes en la que establezca un marco jurídico en cuanto a jornadas máximas de trabajo y la formación de capital humano que esté a la altura para cubrir las necesidades médicas de la población.

En el ejercicio médico, nunca se llega al final del camino; siempre habrá un problema no resuelto; siempre una misma enfermedad, será diferente en otro enfermo; nunca una experiencia será del todo válida en otra situación; a veces, y solamente a veces, estaremos en posición de establecer un pronóstico certero. Y esto es precisamente lo que significa el reto de la medicina, y de allí lo apasionante que resulta su ejercicio.” Dr. Pedro Ignacio Carballo

 

Rosa María Oviedo Flores 

Candidata a Doctora en Administración Pública

Presidenta de NV Nivel Humano A.C.

Ex Directora General  del Registro Civil del Estado de México

Ex Titular de la Región Centro del Consejo Nacional de Funcionarios del Registro Civil

@rosyoviedo

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