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Tabaquismo cobra la vida de seis millones de adictos al año

Agencias

El tabaquismo es la epidemia global del siglo XXI. Es un problema de salud pública y la primera causa de muerte prevenible en el mundo. Al año fallecen cerca de seis millones de personas por los efectos de la adicción y más de 600 mil por respirar humo ajeno. Actualmente explica el deceso de uno de cada 10 adultos en el planeta, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin acciones contundentes, se registrarán más de ocho millones de decesos por año hasta 2030. Más del 80 por ciento de ellos se producirán entre las poblaciones de los países de ingresos bajos y medianos, establece el organismo.

En México los grupos más vulnerables son los menores de 18 años, los adultos jóvenes y las mujeres. Para disminuir su consumo, se requieren mayores impuestos a los precios de estos productos y vigilar el cumplimiento de la Ley General para el Control del Tabaco, estableció Guadalupe Ponciano Rodríguez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

La OMS reporta que en los países de ingresos altos un incremento del 10 por ciento aminora el consumo en un cuatro por ciento. Aquí es urgente un gravamen mayor para reducir el número de fumadores en los grupos de menores ingresos e impedir que los jóvenes comiencen a fumar, expuso en ocasión del Día Mundial sin Tabaco, que desde 1988 se conmemora cada 31 de mayo.

Esta medida debe reflejarse en un incremento relevante. Además, un porcentaje de los impuestos asociados con la venta de cigarros deberían utilizarse en el combate de la adicción, recomendó la coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la FM.

Otras medidas son crear más clínicas especializadas en el tratamiento, incluir los medicamentos requeridos en el cuadro básico de los servicios de salud públicos. La prevención es crucial para evitar que más mexicanos requieran atención por enfisema, cáncer pulmonar, bronquitis crónica y otras enfermedades, alertó.

La Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 2011 reportó que 17.3 millones de mexicanos son fumadores, una prevalencia de consumo activo de 21.7 por ciento entre la población. El 31.4 por ciento de los hombres y el 12.6 por ciento de las mujeres son fumadores activos (12.1 millones de hombres y 5.2 millones de mujeres).

En México los padecimientos relacionados con el consumo directo y con el tabaquismo pasivo, como el infarto agudo al miocardio, eventos cerebro vasculares, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer pulmonar, continúan dentro de las 10 primeras causas de mortalidad entre la población.

La académica indicó que la nicotina es altamente adictiva, más que drogas como cocaína o heroína. El humo de tabaco tiene cerca de cuatro mil sustancias químicas, más de 200 son altamente tóxicas y 70 son cancerígenas. En cada bocanada se va la vida, pues implica –para el fumador y quienes le rodean– la exposición a la mezcla nociva, advirtió.

La aplicación de los reglamentos para garantizar espacios libres de humo no es tan estricta. Una tercera parte de la población está expuesta a sus efectos, sin encender un solo cigarro, detalló.

La legislación prohíbe la venta a menores de 18 años. En la práctica, los jóvenes los adquieren por unidad. Si comienzan a fumar antes de la mayoría de edad tienen 13 veces más posibilidades de consumir alcohol o drogas ilegales, principalmente, marihuana.

La edad promedio de inicio en la adicción fluctúa entre los 12 y 13 años, con una tendencia a presentarse en etapas más tempranas. Es un problema de salud pública, porque el sistema respiratorio alcanza su madurez en las edades referidas y el cerebro entre los 18 y 21 años. Los niños y adolescentes que empiezan a fumar se convierten en adictos más rápido y los padecimientos se complican.

En mujeres, el incremento en el consumo es grave, principalmente en las más jóvenes. Entre 2002 y 2011 se duplicó la prevalencia en la población entre 12 y 15 años. Este grupo es uno de los más vulnerables y es posible que aumenten las cifras en la próxima encuesta, acotó.

Es urgente entender que está demostrado que fumar mata. Las políticas públicas deben orientarse a garantizar espacios 100 por ciento libres de humo de tabaco, incrementar impuestos a estos productos para que se refleje en la reducción de la prevalencia del consumo e impulsar el tratamiento y estrategias de prevención.

Entre los profesionales de la salud es urgente reducir la prevalencia e integrar en su práctica el diagnóstico oportuno, así como el tratamiento de la adicción a la nicotina en todos sus pacientes.

 

Lo más relevante, vigilar el cumplimiento estricto de la ley general en la materia y del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, para que todos los espacios públicos sean 100 por ciento libres de humo, así como restringir la venta de cigarros por unidad y a menores de edad. De consolidar las medidas referidas, podría lograrse un impacto relevante, concluyó.

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