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Exploran teoría del valle extraño

Mundodehoy.com.- El profesor de la Academia de Informática de la Universidad de Indiana, Karl F. MacDorman, explico que “la evidencia reciente indica que los androides son más capaces de despertar las normas humanas de interacción que los robots menos parecidos a nosotros o los personajes animados, sin embargo, hay una elevada sensibilidad a los defectos en los robots con formas semejantes a las de los humanos”.

La teoría del llamado “Valle Extraño”, propuesta en 1970 por el pionero de la robótica Masahiro Mori, sugiere que cuanto más realista y semejante a los humanos parezca un robot, más positivamente reaccionará ante él un humano, pero sólo hasta cierto punto. Cuando el parecido es muy grande, sugiere la teoría, eso produce un sentido de repulsión o aprensión hacia el androide, o quizás incluso la reflexión desalentadora del espectador sobre la mortalidad humana. MacDorman, experto en la interacción de los humanos con los ordenadores, cree que no hay una sola explicación para este fenómeno.

En un reciente estudio en que MacDorman tomó parte, se buscaba determinar si el “valle extraño” era una propiedad necesaria de las formas artificiales con aspecto muy similar a los humanos. A los 56 participantes (adultos jóvenes indonesios, que eran estudiantes universitarios, profesionales o empleados gubernamentales) se les presentaron 14 cortos en vídeo mostrando diferentes tipos de dispositivos robóticos desarrollando varias actividades en escenarios distintos. El rango de dispositivos incluyó un brazo mecánico, robots humanoides caminando, y cabezas de androide así como androides completos participando en una actividad social. También vieron un corto de una mujer humana.

A los participantes se les pidió individualmente tasar los vídeos en escalas que valoraban aspectos tales como “aspecto mecánico versus aspecto semejante al humano”, “extraño versus familiar” y también la aprensión producida. “Contrariamente a un experimento anterior con imágenes de formas robóticas transformándose en humanas, lo que nosotros encontramos no indica que exista un solo “valle extraño” para un rango particular de semejanza humana”, afirma MacDorman.

Más bien, según él, los resultados sugieren que la semejanza humana quizás sea uno de muchos factores que influyen en hasta qué punto un robot se percibe como un ser extraño, familiar o inquietante. Esto es importante porque implica que otros factores, además de la semejanza humana, podrían manipularse para superar el efecto Valle Extraño.

MacDorman e Hiroshi Ishiguro (de la Universidad de Osaka) sugieren que tales factores podrían incluir las proporciones faciales y corporales, además de aspectos tales de su movimiento como por ejemplo si éste resulta fluido y uniforme como el de un humano o si por el contrario se realiza mediante una sucesión de movimientos cortos y bruscos como los que percibimos en una filmación que cuenta con pocos fotogramas. También serían determinantes ciertos factores de su interacción con humanos, como por ejemplo si sus pausas antes de tomar la palabra o de reaccionar de otro modo son como las de una persona o bien resultan demasiado largas o demasiado breves.

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