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¿Por qué es importante atender los problemas visuales en la infancia?

LaSalud.mx.- Los niños usan sus sentidos para aprender: tocan, huelen, escuchan, saborean, y primordialmente, ven. Como uno de los más importantes sentidos, la visión no sólo es esencial para su desarrollo escolar, sino también para su aprendizaje en general. Por ello es que si un niño enfrenta dificultades visuales y no es atendido, lo más probable es que tenga dificultad de aprendizaje.

Al nacer, los ojos del bebé están formados casi en su totalidad, por lo que su percepción es claro-oscuro. A los 3 meses, existe una percepción del color, a los 6 meses empieza el proceso de visión de profundidad o 3D y, de manera progresiva, a los 7 años es cuando la vista se desarrolla al 100%.

Entre los 6 y 18 meses de edad, existe un período crítico para el buen desarrollo visual, durante el cual padres, pediatras, enfermeras y cuidadores, deben estar pendientes si el niño presenta estrabismo, lagrimeo, enrojecimiento o molestia a la luz, pues de ser así hay que acudir inmediatamente con el especialista en salud visual. De los tres años en adelante, los niños requieren valoración visual optométrica especializada al menos una vez al año, para prevenir o corregir cualquier anomalía visual.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México, 4.5 por ciento de la población de 0 a 4 años (473 mil 775 personas) y 26 por ciento de la población de 5 a 14 años (5 millones 716 mil 743 personas) requiere de servicios optométricos. 

En opinión de Nancy Sol Espíndola Romero, licenciada en optometría por el Instituto Politécnico Nacional, “es importante que, al ingresar a la escuela, el niño tenga una visión clara en ambos ojos y en 3D, además de una coordinación visual-motora, percepción de colores y buena adaptación a la iluminación; de lo contrario deberá usar lentes correctores o cualquier otro aditamento que sea prescrito por un profesional”.

Una de las grandes consecuencias de no corregir la visión en etapas tempranas es la ambliopía, afección que dificulta la visión y que, aunque es tratable, entre mayor sea la persona, más difícil y tardado es el tratamiento.

“Entre las mejores alternativas para la corrección de errores refractivos en niños, como miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia —señala  Leonel Salmerón Leal, maestro en ciencias visuales por la Atlantic International University (Hawaii, EUA)—, son los lentes de contacto. Si bien la mejor edad para adaptar a un niño a estos lentes es a los 8 años, cuando el niño ha entrado a la escuela el ojo ha madurado lo suficiente como para usar lentes de contacto de cualquier tipo”.

Los lentes de contacto se prescriben cuando los errores refractivos son muy severos. La medición de los parámetros oculares, así como la inserción de los lentes de prueba, deben hacerse bajo efectos de anestesia. Aunque algunos profesionales prefieren lentes rígidos, debido a que son más fáciles de insertar y retirar, recientemente también se recomienda el uso de hidrogeles de silicona. Previo a la adaptación de los lentes, el niño debe ser estimulado para disminuir el miedo al uso.

Un niño requiere conocer su entorno para consolidar nueva información: “Si uno de sus principales canales de recepción, como la visión, se ve afectado —comenta Mónica Bleiber Sustiel, maestra en psicopedagogía por la Universidad Anáhuac—, la información que obtenga estará fragmentada, lo cual afectará su aprendizaje y le generará inseguridad y desconfianza. Esta situación no sólo se presenta en las escuelas, sino también al jugar con sus familiares y amigos”.

Una adecuada progresión y adquisición de habilidades por medio del sentido de la vista permitirá el desarrollo del aprendizaje y la memoria, el interés por la lectura, éxitos en el juego, el deporte y la mejora general en el desempeño escolar.

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