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En dónde estamos y hacia dónde vamos

Por: Patricia E. Uribe Zúñiga / Directora General del Censida, Agustín López González / Director de Prevención y Participación Social del Censida, Paloma de Fátima Ruiz Gómez / Subdirectora de Programas Multilaterales del Censida, Perla Marina Pérez Padilla / Jefa de Departamento de Organizaciones de la Sociedad Civil del Censida, Carlos Gómez Medina / Jefe de Departamento de Promoción de la Salud Sexual del Censida, Alejandro Roberto Rodríguez Cruz / Adscrito a la Dirección de Prevención y Participación Social del Censida.

MundoDeHoy.com / LaSalud.mx .- Desde el registro del primer caso del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida) en nuestro país (1983), la epidemia se ha concentrado en poblaciones clave: hombres que tienen sexo con hombres (HSH), mujeres y hombres trabajadores sexuales (MTS y HTS), mujeres trans, personas que se inyectan drogas (PID) y privadas de su libertad (PPL).

Según datos del Censida (preliminar al cierre de 2018), en nuestro país la prevalencia de VIH en población general adulta es de 0.3% y se estima que 230,000 personas viven con VIH; de las cuales 147,075 se encuentran en tratamiento antirretroviral (63.9%) y de éstas últimas el 88% se encuentra en supresión viral

Gracias a la suma de esfuerzos e investigaciones, México ha logrado destacar por la pronta respuesta en atención para todas aquellas personas con VIH, brindando (además de las actividades en materia de salud relacionadas con la prevención, atención y control del VIH e ITS) el respaldo de un marco jurídico nacional e internacional, que ha permitido cambios para la población en términos de respeto a los Derechos Humanos, reducción del estigma y discriminación, además de la visibilización de las poblaciones en situación de desigualdad, así como el fomento de la participación social y trabajo comunitario desde la sociedad civil organizada.

Nuestro país ha adoptado a lo largo de los años una estrategia de prevención y promoción de la salud, lo que ha permitido que miles de mexicanos gocen de una calidad de vida que les posibilite llevar a cabo actividades laborales productivas, desarrollo familiar y vida social muy similar a la que tenían antes de la infección.

Además, se han asumido una serie de compromisos a nivel internacional, a través de los cuales se establecen las directrices en materia de políticas públicas a nivel nacional. Entre estas se encuentran:

Proporcionar tratamiento adecuado a todas las personas con la infección

Cero muertes relacionadas con el sida

Ampliar y garantizar el acceso a pruebas rápidas de detección

Eliminación del estigma y la discriminación asociada al VIH

Reducción de las nuevas infecciones por VIH

Por otro lado, desde el 2013, México empató sus esfuerzos con los objetivos 90-90-90 del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) que buscan, para el año 2030:

Que el 90% de las personas con VIH conozcan su estado serológico respecto al VIH.

Que el 90% de las personas con diagnóstico de VIH reciban terapia antirretroviral.

Que el 90% de las personas que reciben tratamiento tengan supresión viral.

Como una estrategia de refuerzo, además, desde el año pasado nuestro país es miembro, junto con los países que conforman las Naciones Unidas, representantes de la sociedad civil y donadores, de la Coalición Global para la Prevención del VIH, que busca de manera conjunta, establecer una agenda compartida para la evaluación de necesidades, plantear objetivos, planificar y revisar estrategias, entre otras.

El Censida, como un mecanismo de alcance de las estrategias, ha financiado 760 proyectos de prevención focalizada de 2013 a 2018, transfiriendo recursos públicos por aproximadamente 560 millones de pesos a Organizaciones de la Sociedad Civil, generando intervenciones que han beneficiado tanto a poblaciones clave como a grupos vulnerables (niñas, mujeres y adolescentes).

Número de proyectos y presupuesto total asignado por el Censida 2013-2018

Con el objeto de fortalecer la atención integral que se brinda a personas con VIH, se han establecido herramientas para los protocolos de atención y prevención, resultando en una serie de guías y manuales como apoyo al personal médico y paramédico.

Guías de atención: Antirretroviral, estomatológica, para pacientes recién diagnosticados, de enfermería, del uso de metadona, de tratamiento de ITS y de Trabajo Social.

Guías de prevención y detección: de detección del VIH, para la aplicación de pruebas rápidas y de prevención y detección de ITS.

Manuales de operación: del Programa de acceso a antirretrovirales en unidades de la Secretaría de Salud y el manual de procedimientos estandarizados para la vigilancia epidemiológica del VIH-SIDA

Todo esto se refleja en los números, que muestran un incremento del 71% en el número de personas que han iniciado tratamiento antirretroviral en la Secretaría de Salud en los últimos cinco años, pasando de 53,360 en 2013 a 91,194 en 2018 (actualización a junio del 2018).

Por otro lado, la detección temprana y la adherencia a los tratamientos han logrado desarrollar medicamentos más efectivos y cómodos para las personas, y estos, aunados a los avances tecnológicos de laboratorio, administrados por personal de salud capacitado han logrado que más personas puedan acceder a una mejor calidad y expectativa de vida, de tal forma que actualmente el 87% de los hombres y el 83.5% de las mujeres en tratamiento tienen una carga viral indetectable.

De esta forma, nuestro país se ha sumado de forma frontal a la respuesta al VIH y el sida con buenos resultados, los cuales dan muestra de la eficacia en medidas de acción nacional e internacional y con miras a trazar los nuevos escenarios para lograr en 2030 el fin de la epidemia.

Las acciones ya están planteadas y comprobadas. Nuestros retos ahora son: encaminar dichas acciones bajo una misma línea libre de estigma y discriminación en todos los servicios de atención nacionales, implementar nuevas estrategias como la profilaxis pre exposición (que ha demostrado su eficacia junto con el uso consistente del condón masculino en la prevención de nuevas infecciones) y fortalecer nuevos liderazgos políticos principalmente para los jóvenes y mujeres en la respuesta al VIH; todo esto bajo una perspectiva de género, igualdad y capacitación constante del personal de salud para contribuir de manera permanente en la reducción de acciones discriminatorias, homofóbicas, de desigualdad y violación a los derechos humanos.

 

Este artículo se publicó en la versión impresa de la Revista LaSalud.mx en Milenio Diario e Instituciones de Salud, puede consultar la Edición Digitalizada en https://issuu.com/grupo-mundodehoy/docs/diciembre_2018


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