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El VIH en la era del COVID-19

Por: Dr. Edgar Pérez Barragán, Medicina Interna / Infectología

COVID-19, enfermedad resultante por la infección del virus SARS-CoV-2, es un  problema de salud publica mundial que vino a modificar por completo la vida en el siglo XXI. A finales de junio de 2020 se han reportado más de 5 millones de casos a nivel mundial y cerca de 500 mil personas han muerto. 

Se han descrito factores de riesgo para enfermar por COVID-19 y tener peor pronóstico, entre ellos diabetes, obesidad, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y pulmonares. En marzo de 2020, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos destacaron a las personas que viven con el VIH (PVVIH) como una población que  podrían estar en mayor riesgo de sufrir graves efectos en la salud por el COVID-19 en comparación con la población general. Sin embargo, actualmente no hay datos sólidos que sugieran que las personas que viven con VIH tienen un mayor riesgo de adquirir el SARS-CoV-2 o de desarrollar COVID-19 más grave, especialmente si tiene una cuenta de linfocitos T CD4+ en rangos de la normalidad.

Un estudio reportado por Vizcarra P, et al. publicado en la revista The Lancet describe la evolución de 51 pacientes con COVID-19 y VIH en España concluye que las personas que viven con VIH (PVVIH) parecen verse afectadas de manera similar por el SARS-CoV-2 en comparación con la población general en términos de presentación de la enfermedad; además, la inmunosupresión parece afectar la evolución con mayor gravedad de la enfermad y podría estar asociado con resultados adversos. Otro grupo español encabezado por Julia Del Amo realizó un análisis de 60 hospitales donde 77,590 PVVIH reciben tratamiento antirretroviral, se encontró que 236 fueron diagnosticados con COVID-19, 151 fueron hospitalizados, 15 ingresaron en la unidad de cuidados intensivos y 20 murieron. Los riesgos para el diagnóstico de COVID-19 y la hospitalización fueron mayores en hombres y mayores de 70 años. También se encontró que aquellos que reciben tenofovir/emtricitabina (TDF/FTC) tienen un riesgo menor de COVID-19 y hospitalización, que aquellos que reciben otras terapias antirretrovirales. Estos hallazgos justifican una mayor investigación en aquellos que reciben profilaxis pre-exposición al VIH y ensayos aleatorios en personas sin VIH.

Parte de las conclusiones de estos estudios es que las PVVIH no deben considerarse protegidas de la infección por SARS-CoV-2 o que tienen menor riesgo de enfermedad grave. En general, deben recibir el mismo enfoque de tratamiento aplicado a la población y llevar acabo las medidas preventivas. Se necesita más investigación e información sobre el efecto de los antirretrovirales y el comportamiento del COVID-19 en esta grupo poblacional.

Sin embargo, la infección por SARS-CoV-2 en las PVVIH no debe evaluarse como un hecho aislado, ya que estamos frente una sindemia, la cual se define como dos o más epidemias que interactúan sinérgicamente para producir una mayor carga de enfermedad en una población. Bajo este enfoque, la enfermedad severa por COVID-19 aumenta los desafíos que enfrentan las PVVIH, incluido el propio VIH, enfermedades crónicas, carga de salud mental, abuso de sustancias y otras infecciones, todas las cuales son catalizadas por factores biológicos, conductuales, psicosociales y estructurales de la enfermedad que aumentan la carga de enfermedad.

A pesar de la ampliación del tratamiento del VIH en los últimos años, actualmente 15 millones de PVVIH no tienen acceso a la terapia antirretroviral. La Organización Mundial de la Salud y ONUSIDA ha estimado que si no se realizan esfuerzos para mitigar y superar las interrupciones en los servicios y suministros de salud durante la pandemia de COVID-19, una interrupción de seis meses de la terapia antirretroviral podría conducir a más de 500,000 muertes adicionales por enfermedades relacionadas con el SIDA, incluida la tuberculosis, en África subsahariana en 2020–2021.

Ante la situación que vivimos se recomienda a las PVVIH que adopten las medidas preventivas generales para COVID-19 recomendadas para todas las personas de acuerdo a las sugerencias de la  OMS. Por otra parte, los sistemas de salud deben garantizar un tratamiento antirretroviral temprano después de la confirmación del diagnóstico de infección por el VIH y con esto favorecer una pronta recuperación inmunológica y en consecuencia disminuir el riesgo de infecciones, entre ellas COVID-19. Para las PVVIH en tratamiento antirretroviral, el hecho de mantener una adherencia óptima asegura la supresión viral y la recuperación inmunológica (mayor recuento de CD4), reduciendo el riesgo de complicaciones. Además, las vacunas como la de neumococo e influenza, deben ser ofrecidas a todas las personas con VIH para tener un esquema actualizado y evitar riesgos por estas infecciones respiratorias.

El tratamiento efectivo para la coinfección por VIH/COVID-19 debe estar diseñado para abordar estas interacciones virales, así como las cargas psicosociales que exacerban la coinfección y que eventualmente puedan incrementar la probabilidad de mortalidad. A medida que COVID-19 emerge en las PVVIH se tendrá mayor información de esta coinfección y grandes desafíos de salud que surgirán con esta sindemia, poniendo siempre en el centro la salud integral y el bienestar de esta población.

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