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Investigadora del IPN estudia personalidad de padres de niños autistas

 

La especialista del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Amalia Guadalupe Gómez Cotero, lleva a cabo un proyecto de investigación sobre la personalidad de los padres de niños autistas, con el propósito de determinar el impacto de la personalidad parental sobre la génesis del autismo.

Gómez Cotero, investigadora del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), Unidad Santo Tomás, del IPN, mencionó que para desarrollar el proyecto cuenta con la colaboración de la François Rabelais University, de Tours, Francia, y de la Clínica Mexicana de Autismo y Alteraciones del Desarrollo A. C. (Clima).

Explicó que se evaluó la personalidad de dos grupos de padres: uno de niños diagnosticados como autistas y otro de infantes que no habían sido diagnosticados con algún trastorno psicológico, de lenguaje o de comportamiento, para detectar la prevalencia de rasgos de personalidad que se presentaban en cada grupo y comparar si existía una diferencia entre los mismos.

Mencionó que para determinar rasgos de la personalidad de los padres evaluados, se utilizó el Cuestionario del Diagnóstico de la Personalidad (PDQ-R por sus siglas en inglés), diseñado para valorar 14 trastornos de la personalidad y la Escala Breve de Apreciación Psiquiátrica para Niños y Adolescentes (BPRS – CA por sus siglas en inglés).

La especialista politécnica refirió que al contrastar los datos obtenidos mediante la exploración de ambos grupos, los resultados indicaron que el grupo de los padres de niños con autismo tiene una sensibilidad en las escalas: esquizoide, dependiente, obsesivo compulsivo, pasivo agresivo, histriónico, narcisista, borderline y rasgos de desorden conductual.

“Concluimos que la prevalencia mayor de rasgos obsesivos compulsivos, dependientes y pasivo agresivo, son comportamientos que posiblemente se deben a factores relacionados con la crianza de niños con autismo”, apuntó.

Gómez Cotero precisó que los resultados del estudio se van a entrelazar con una investigación de tipo genético que llevan a cabo los expertos de la François Rabelais University, quienes actualmente estudian cuatro genes que se cree que tienen mayor relación con el autismo.

Al respecto, la investigadora del IPN informó que en el mes de junio los científicos franceses tomarán muestras de ADN a 300 padres de niños autistas de México, 300 de Francia y 300 de Líbano para evaluar si hay algunos alelos de los genes candidatos al autismo que podrían ser significativos con las variables de personalidad de los padres.

Para ello, agregó, se van a entrelazar las tres muestras para ver si coinciden las variables genéticas con las variables de personalidad; además se tomarán pruebas a 300 niños sanos para establecer diferencias.

Mencionó que estas investigaciones permitirán conocer qué gen del cerebro está fallando y en qué lóbulo se encuentra, lo cual dará una idea clara a los especialistas de las áreas en las que tiene dificultades el paciente (atención, percepción, psicomotricidad fina y/o gruesa) para establecer estrategias terapéuticas a partir de ese conocimiento y mejorar el desarrollo y la calidad de vida de este tipo de pacientes.

La investigadora, quien tiene 20 años de experiencia en el estudio y atención de pacientes con autismo, explicó que ésta es una patología con niveles y dependiendo de ello es como se desarrolla e integra el individuo al núcleo familiar y social.

“El autismo es una afección que tiene características bien definidas que no se confunden con otro trastorno. Este síndrome está clasificado en el DSM4 -libro que incluye todas las patologías psiquiátricas- como un trastorno del desarrollo, debido a que el niño no puede tener un desarrollo normal”, expuso.

Detalló que desafortunadamente no existe cura para el autismo, lo único que ayuda a rehabilitar y a mejorar los pronósticos de desarrollo de los niños, son terapias especiales. “Siempre hay evolución, pero cuando es más profundo el problema sólo se logran cosas básicas como el control de esfínteres, comer con cubiertos y expresarse con señas. Los papás se las ingenian para entenderse con sus hijos. Hay mejoría, siempre y cuando exista tratamiento”, afirmó.

Refirió que un niño con asperger, que es un autismo con buen rendimiento, puede incluso estudiar una carrera y manejar. “Los pacientes asperger son muy ritualistas, se saben un camino y les es difícil cambiar de ruta, por lo que cuando se les presenta un obstáculo muchas veces no saben cómo resolverlo, pero sí se pueden integrar a la sociedad”, aseguró.

Resaltó la importancia de que los padres observen el comportamiento de sus niños pequeños y busquen ayuda profesional ante cualquier signo como: la falta de reacción cuando les llaman por su nombre, el nulo o raro contacto visual con las personas, el interés en objetos más que en las personas, comportamientos extraños o repetitivos, susceptibilidad a ciertas texturas y sonidos, y la falta de desarrollo en el área de lenguaje y habilidades de acuerdo con su edad.

 

 

IPN

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