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La Esquina del Blues y otras músicas: Resumen musical 2020 (Cuarta parte)

Por Sandra Redmond

2020 fue un año de mucho dolor, de grandes pérdidas para muchas personas. Familiares, amigos, compañeros, todas las personas, de una forma o de otra han lamentado la partida de algún ser querido o por lo menos de un conocido. En el ámbito musical no hubo excepciones.

En el blues en México destaca la ocurrida el viernes 3 de julio, cuando falleció víctima de Covid -19, el guitarrista argentino Ángel D’ Mayo, quien radicaba en la Ciudad de México desde hace más de 12 años.

Para la comunidad bluesera de México, era un artista muy conocido porque desde su arribo se mantuvo en la escena musical capitalina, y gozó del privilegio de presentarse en prácticamente todos los espacios que estuvieron disponibles para su música.

Otras víctimas connacionales que lamentablemente ya no estarán físicamente con nosotros, pero que serán recordados por su legado musical son Óscar Chávez, Yoshio, Napoleón y Armando Manzanero.

La tragedia que azota en este momento a todo el mundo se ha llevado muchas vidas, sobre todo, a personas que estaban enfermas o su edad era avanzada. A principios de 2020 eran los primeros días en que no se vaticinaba aún el horror que ha traído el COVID. Nadie vislumbraba la magnitud de la pandemia, pero los titulares de los periódicos hablaban del rápido avance que el virus había tenido en China y que en Europa, los miles de contagiados y los enfermos graves saturaban los hospitales.

En medio de esta situación, el mundo del jazz tuvo a una de sus primeras víctimas y aunque se desconoce la causa real de su muerte, el hecho es que ya no está más con nosotros. Los jazzófilos perdimos a Alfred McCoy Tyner el 6 de marzo pasado. Se trata de uno de los más grandes pianistas que han existido en el mundo. Un músico que nació en Filadelfia el 11 de diciembre de 1938 y que trabajó con John Coltrane. Sus interpretaciones y su estilo, han marcado a muchas generaciones de pianistas. Autor de más de 40 discos, transitó por varios estilos del jazz.

A los pocos días del fallecimiento de McCoy Tyner, también partió un personaje muy importante en la música africana que llegó a vender hasta 10 millones de discos. Con apenas 66 años el 19 de marzo murió en París Aurlus Mabélé, un músico que nació en Brazaville, la capital de la República del Congo en África Central y a quien se le conoció como “El rey del soukus”, un género musical bailable que se popularizó en la década de los 60 del siglo pasado con el grupo que formó y que se llamaba Loketo.

La racha de pérdidas en el mundo musical se intensificó en marzo. Al día siguiente, es decir, el viernes 20 el músico y cantante de country, Kenny Rogers también se fue. Él falleció a los 81 años. Vendió a lo largo de su vida, más de 100 millones de discos y siempre anduvo en las nubes del top ten.

Y las pérdidas en marzo continuaron: Tocó a otro africano: Manú Dibanjo, la leyenda del afrojazz, quien murió en París el 24 de marzo a los 76 años de edad. Este multiinstrumentista camerunés, pues tocaba el sax, el piano y el vibráfono, fue también director de orquesta, compositor y cantante, fue un músico muy reconocido por sus colaboraciones con la orquesta de salsa Fania All-Stars, con los africanos Fela Kuti y Salif Keita; con Peter Gabriel, Herbie Hancock, el cubano Eliades Ochoa, entre otros.

Marzo se acabó pero las pérdidas siguieron. El primer día de abril la comunidad jazzística sufrió otro duro golpe. El padre de la dinastía Marsalis, padre de Wynton (trompetista y director artístico de la orquesta Jazz at Lincoln Center), Branford (sax tenor y soprano), Delfeayo (trombón) y Jason (batería), todos ellos también jazzistas internacionales de primer nivel. El patriarca Ellis Marsalis falleció a los 85 años en Nueva Orleans y será recordado no sólo como un extraordinario pianista, sino principalmente como un educador musical

Opacado por la partida de Ellis Marsalis, ese mismo día, el 1º de abril murió a los 94 años Bucky Pizzarelli. Era un jazzista de la vieja guardia. Tocaba la guitarra y el banjo y colaboró con muchos músicos de antaño entre los que pueden mencionarse a Les Paul, Stephane Grappelli y Benny Goodman. Fue padre de dos excelentes músicos el guitarrista de jazz John Pizzarelli y el bajista Martin Pizzarelli.

Después siguió Luis Eduardo Aute, el 4 de abril. Falleció a los 76 años pero no se puede atribuir oficialmente su deceso al COVID pues desde el año 2016 tenía problemas graves de salud, así que este artista filipino que ha sido referente de la música española deja una extensa colección de discos, poemarios, y pinturas.

El día 7 de abril tuvimos la pérdida de otro músico, John Prine, quien tenía 73 años y fue un cantautor de folk y country.

Más adelante, el 15 de abril falleció otro jazzista y saxofonista de antaño. Lee Konitz, quien disfrutó del escenario en compañía de las grandes estrellas de éste género como Miles Davies, Lennie Tristano, Gill Evans, Gerry Mulligan, la orquesta de Stan Kenton, Dave Brubeck, Ornette Coleman, Charles Mingus, Elvin Jones, Bill Frissell, entre otros.

Le siguió el día 30 de abril Óscar Chávez, y en mayo el compositor, cantante y escritor brasileño Aldir Blanc, quien murió a los 73 años. Y después el 9 de mayo el arquitecto del rock and roll, Little Richard, cantante, compositor y pianista, él perdió la vida en Macon, Georgia, a los 87 años. A lo largo de su vida transitó por el rock, el soul, góspel, rhythm and blues y funk.

En la cultura coahuilense, el Lic. Javier Villarreal Lozano y el músico de blues, Sergio Timo Quintana también desaparecieron más avanzado el año. Desafortunadamente, la lista siguió alargándose de manera imparable el resto del 2020 y lo peor es que continúa en 2021.

Los artistas que partieron son sólo una muestra del potencial destructivo de la pandemia, por lo que no resta, en este resumen musical de 2020, más que instar a los lectores para contribuir con comportamientos y hábitos higiénicos, a detener los contagios y que la música vuelva a recuperar su volumen, se perfilen nuevas formas de expresión a partir de la creatividad de los artistas que seguramente encontrarán maneras para hacer sonar sus composiciones y hacerlas llegar al público a través de conciertos en línea, así como la promoción de lanzamientos musicales, de alianzas y estrategias para hacer productiva a la industria musical en sentido económico, y también para la creación de fondos de ayuda para los artistas, uno de los sectores más afectados por esta crisis. Mientras tanto, sigamos escuchándola en la intimidad y seguridad del hogar.

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