Nacional

Cuarenta años de Educación Médica Continua

Editorialista Invitada Edición “Temas Selectos de VIH”

Por: Dra. Indiana Torres Escobar. Especialista en Medicina Tropical, Maestra en Epidemiología, Doctora en Ciencias y Ex Presidenta AMMVIH

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LaSalud.mx .- Viviendo en medio de la crisis sanitaria mundial producida por un virus, que a todas y todos nos cambió la vida, asistimos a los cuarenta años del diagnóstico del primer caso de SIDA, enfermedad producida por otro virus, que hasta el 2020, había sido calificada como “la enfermedad más devastadora que la humanidad había padecido”.

Según ONUSIDA desde el principio de la epidemia hasta fines del 2020 entre 54.6 y 110 millones de seres humanos habían sido diagnosticados, habiendo muerto durante ese período entre 26.0 y 45.8 millones de personas, es decir un millón ciento cuarenta y cinco mil personas anualmente en promedio.

La tragedia del SIDA no se da únicamente por la enorme cantidad de casos producidos, sino, además, y fundamentalmente, por sus características clínicas, etáreas y vías de transmisión. Aunque ha tenido cambios, aproximadamente el 50% de las nuevas infecciones por VIH se producen en jóvenes de entre 10 y 24 años, es decir población en edad reproductiva y económicamente activa lo que ha repercutido en la “esperanza de vida” en poblaciones enteras y afectando económicamente a extensos sectores.

Desde 1983 cuando nuestro país presentó el primer caso, la epidemia ha tenido variaciones en el tipo de población en la que se presenta y a pesar de que en los últimos años ha habido un proceso de feminización esta se da predominantemente en personas homo-bisexuales.

La prevalencia de VIH en población adulta durante todos estos años en México no ha sobrepasado el 5%, que es relativamente baja si se le compara con los países vecinos. No obstante, lo anterior, la enfermedad y la mortalidad en nuestro país han tenido un peso suficiente para que, continúe siendo un problema de salud pública de primer orden.

En medio de todo esto, y al igual que ha sucedido con el SARS-COV-2, las y los trabajadores de salud hemos jugado un papel de primer orden, no solo por la atención a las y los pacientes sino por apoyarlos en la defensa de sus derechos, además de la investigación y estudios desarrollados con una preocupación constante por la actualización.

La producción de conocimiento científico en el mundo en relación con el VIH ha sido enorme y para poder estar al tanto de ella se han desarrollado distintas iniciativas de educación continua locales, regionales, nacionales e internacionales.

Para poder estar al día de los avances diagnósticos, terapéuticos y de manejo integral a lo largo de los años, las y los profesionales de la salud se han organizado en diferentes asociaciones, comités, grupos de estudio y empresas educativas que han desarrollado diversos tipos de eventos académicos: cursos, conferencias, simposios y congresos en distintas modalidades presenciales y a distancia, todos buscando proporcionar una mejor atención a las personas que viven con VIH.

A nivel nacional destacan lo realizado por la Asociación Médica Mexicana de VIH/SIDA -AMMVIH- que de forma ininterrumpida durante veintiún años ha efectuado actualización continua; el Comité de VIH de la Asociación Mexicana de Infectología y Microbiología Clínica A.C. –AMIMC- y más recientemente la Sociedad de Investigación y Docencia en Virología e Infectología -SIDVI-, empresa educativa que también ha tenido impacto. Con loables esfuerzos regionales en el norte del país VIHNO y al sur el Grupo de Estudios de VIH/SIDA del Sur Este A.C -GEVIHS-; el Grupo Poblano de Trabajo en VIH y la Asociación de Médicos Especializados en Atención de VIH/SIDA –AMEAVIS- entre otros.

Hay que señalar que se han realizado en el país dos eventos mundiales (2008, 2019) de la Sociedad Internacional de SIDA -IAS-.

Desde su fundación los distintos grupos han tenido como objetivo el proveer educación de calidad a las y los médicos tratantes y al personal de salud involucrado en el manejo integral de las personas afectadas, se ve con preocupación que los contenidos de los programas educativos han sido progresivamente dirigidos hacia la COVID-19, hecho entendible pero que no debe prevalecer ya que la necesidad de actualización en relación al VIH continúa.

En el afán de dignificar la especialidad, que, aunque no se encuentre registrada como tal, la actividad de todos estos grupos une y hermana, más allá de paradigmas, en el compromiso asumido profesionalmente.

A través de estas organizaciones se han desarrollado investigaciones con distintos niveles que van desde esfuerzos locales con producción de estudios descriptivos que han posibilitado conocer el comportamiento de algunos aspectos de la infección, hasta la participación en ensayos clínicos controlados multicéntricos internacionales.

En el esfuerzo de investigación y actualización del conocimiento de las y los médicos del país es de reconocer el papel de la industria farmacéutica. Más allá del interés económico debe destacarse que han propiciado la educación médica continúa cubriendo áreas de oportunidad dejadas por el estado y las universidades. Desde la industria farmacéutica se han desarrollado, además, iniciativas varias para el fortalecimiento de las personas que viven con VIH con programas de mejora de la calidad de vida a través del conocimiento de medidas, cambio de actitudes y hábitos que les permitieran seguir adelante. 

Para seguir adelante es fundamental que se continúe con la investigación, la discusión, la posibilidad de divergencia y sobre todo el hallar finalmente el consenso que permita se tomen las políticas públicas correctas para el abordaje no solo de los tratamientos sino de todos los aspectos que condicionan y definen la infección por VIH.

Es indudable el avance tenido en el campo terapéutico, sin embargo, otros aspectos   básicos como la profilaxis pre-exposición, siguen sin tener el abordaje esperado y necesario. Producto del retraso en muchos de esos aspectos como la persistencia del estigma y la discriminación, hacen que todavía hoy para un ser humano afectado por la infección sea preferible callar, no enfrentar y por tanto no vivir con la enfermedad. Para paliar eso las personas que viven con VIH han creado sus propias asociaciones y han tenido un peso significativo en la forma de enfrentar la infección. Es de resaltar en este sentido el papel tenido por FRENPAVIH fundado en 1996, el cuál movilizó a las y los pacientes que estando sus vidas amenazadas confrontaron al Estado exigiendo acceso a los tratamientos antirretrovirales. El desarrollo de muchas de las políticas públicas implementadas fue moldeado por las exigencias sociales, habiéndose hecho eco de la voz de las y los pacientes organizados para lograr activamente acceso, abastecimiento oportuno y atención adecuada.

El fortalecimiento de la sociedad civil desde aquellos años se ha tenido con la participación en distintos organismos como el Centro Nacional para la Prevención y el Control del Sida –CENSIDA-, el Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación –CONAPRED-, el Consejo Nacional Empresarial sobre SIDA –CONAES- y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el SIDA -ONUSIDA-.

La realidad de la epidemia en México hace que debamos continuar esforzándonos en la prevención, en la detección e inicio temprano de los tratamientos, aspectos seriamente afectados por la contingencia sanitaria. El esfuerzo debe continuar por la retención de los pacientes en los servicios y en que permanezcan indetectables. Pese a los esfuerzos hechos todos estos años, el SIDA sigue siendo un estigma y las personas afectadas aún continúan siendo víctimas de discriminación con distintas modalidades.

Por diversas razones, que no son el centro de discusión de este artículo, vemos que la contingencia por COVID-19 ha afectado la atención de las personas que viven con VIH. Esta nueva pandemia se agrega a la ya existente. 

Sin embargo, relacionando ambas es importante reconocer que los años de investigación en torno al VIH han sido determinantes en la respuesta dada a la infección por SARS-CoV-2.

En distintos lugares las y los tratantes de SIDA han jugado un papel de primer orden en la atención de la COVID no solo porque las unidades de salud en las que laboran se hayan reconvertido, sino porque han enfrentado desde hace años situaciones que ahora esta enfermedad comparte: el ser provocada por un virus, desconocimiento de la enfermedad, miedo al contagio, estigma, rechazo, avance de los tratamientos, inexistencia de cura entre otros.

Para seguir adelante, es fundamental concentrar esfuerzos, continuar preparándonos para que la atención que los pacientes merecen se dé con ética, con el mayor contenido humano y científico posible; falta mucho para que logremos su control y logremos en todo el país una generación libre de SIDA, pero hacer uso del conocimiento y fortaleza que estos 40 años nos han dejado será, sin duda, de gran utilidad.

Este y otros interesantes artículos, acompañados de reportajes, entrevistas y colaboraciones especiales con algunos de los más connotados especialistas, los podrás encontrar en nuestra Edición Especial Multimedia de LaSalud.mx“Temas Selectos de VIH 2021”.

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