Movimiento de Batas Blancas
Por: Carlos Henze
LaSalud.mx.- En esta interesante entrevista que tuvo LaSalud.mx con el reconocido Dr. Abel Archundia García, en el marco de la celebración del 60 aniversario del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, nos habló sobre un movimiento que revolucionó las condiciones laborales de los médicos en nuestro país.
Saltaba a la vista la injusticia de que después de hacer la residencia de varios años, -cuatro-, salíamos con un papelito que no era reconocido ni por la universidad ni por las instituciones de salud. Ese documento no era suficiente.
Muchos de los médicos residentes que se graduaban tenían que ir a un hospital de la provincia o a algún otro lado a trabajar en algo que no era su especialidad, hasta que nos dimos cuenta de esa inconformidad y los médicos residentes, no sólo del “20 de Noviembre”, sino de todos los hospitales habían realizado movimientos de inconformidad.
Había otra inconsistencia -además de que el nombramiento no era de médico, a pesar de que lo éramos, no se nos reconocía como tal- en el Hospital Juárez daban becas para la especialidad de cirugía, pero no eran suficientes, eran tres personas las que trabajaban con una sola beca y el sueldo que recibían se lo tenían que dividir, además de hacer todo el trabajo, la inconformidad fue muy importante, tanto así que un día con un pretexto baladín, se inició una protesta aquí en el 20 de Noviembre, porque les dejaron de pagar -en el auditorio se inició un movimiento médico-, lo primero que dijimos era que nos poníamos en sesión general, en sesión permanente y solo íbamos a acudir a atender las urgencias del hospital y se interpretó como huelga médica y prendió como un incendio; había mucho material flamable y se incendió (dice a forma de metáfora).
Esa misma noche, el 26 de noviembre de 1964, recibimos a los compañeros del Hospital General, del Hospital Juárez, la adherencia de los Hospitales Infantiles de Zona, incluso ya muy avanzada la noche llegó un representante del Centro Médico Nacional, que estaba recién formado, de modo que el movimiento creció como una bola de nieve. Días después fuimos cesados todo el cuerpo de residentes médicos; todos se preguntaban ¿qué pasó? ¿por qué dejaron al hospital sin residentes?, si el residente es el alma del hospital y no pudo funcionar, los médicos de base no tenían auxiliares, no tenían con quién trabajar, no podían hacer ni las historias clínicas porque eran muchas; entonces se le llamó movimiento médico, huelga médica, que se prolongó durante mucho tiempo, porque hubo mucho ocultamiento; nosotros hicimos una de las primeras manifestaciones, la de las “Batas Blancas”, fue una rebelión, llenamos el Zócalo y todas las calles aledañas; fuimos objeto de pedradas, naranjazos, agresiones de taxistas, de trabajadores de limpia, pero paradójicamente el público nos aplaudía, se daban cuenta de que había injusticia y que debía ser corregida.
Nuestra principal preocupación era que no sabíamos ni cuántos médicos había en el país ni cuántos se necesitaban para solventar las necesidades de salud. Las instituciones de salud, cada una, por indicación gubernamental, tomó su sección y resolvió las cosas parcialmente, no de forma integral y hubo una nueva manifestación, hasta que finalmente el gobierno tuvo oídos y accedió a todas las demandas, tomó al “toro por los cuernos” y trató de resolverlo.
La medicina del país, consciente de lo que estaba sucediendo, formó la Alianza Médica Mexicana y así movió a todo el país, desde la ciudad más pequeño hasta las más grandes instituciones fueron conmovidas por este problema; el gobierno trató de hacer todo lo posible por detenerlo, no hubo nunca una agresión personal, algún problema, pero éramos vigilados; yo salía del hospital el sábado o domingo que me tocaba y tras de mí iban dos agentes, vigilaban a dónde iba, a dónde no iba, de dónde regresaba, estábamos vigilados, porque se pensaba que iba a ser todavía mayor el movimiento, pero los médicos de base, los de todo el país conscientes del problema y de que la medicina necesitaba una reestructuración a fondo hicieron esta alianza, donde participaron los grandes maestros de todos los hospitales -salvo alguno que otro que era comprado por el gobierno o por otras instituciones- pero de ahí en fuera todos los grandes estuvieron, entre ellos mi maestro Bernardo Castro Villagrana, algunos fueron perseguidos y tuvieron que abandonar el país.
Un buen día, pasado más de un año, en un informe presidencial el presidente dijo: “médicos los estamos esperando, regresen a sus trabajos” y regresaron, muchos nos quedamos “colgados de la brocha” y otros ya no regresaron, ya no fuimos admitidos, a algunos de nosotros se nos puso dentro de una lista negra, lo que significaba que no podíamos trabajar en la Secretaría de Salud o en cualquiera de las instituciones de salud pública.
Otro de mis maestros fue el doctor Alfredo Flores Zertuche, quien dignamente dijo “Esto no es así” y nunca regresó. Muchos médicos no regresaron, algunos tuvimos que buscar otro camino, de modo que muchos de mis compañeros no regresaron, se quedaron para siempre trabajando y brillando fuera del país, otros médicos optaron por dedicarse a la medicina privada que era muy bien aceptada, con buenas proyecciones. Algunos otros -dentro de ellos yo- buscamos irnos a otro lugar a terminar la residencia, a conseguir los documentos que aquí no habíamos recibido. Me fui a París, -el gobierno francés daba becas para estudiar-, estuve en un hospital extraordinario, el Broussais, era el hospital emblema en cirugía cardíaca de modo que pude obtener mucho conocimiento y los documentos que aquí no tenía, que años después pude traer para México; cuando estaba en París inició un movimiento estudiantil -París 68y eso hizo que cerraran el hospital y me tuve que regresar, me dijeron “Vaya usted a su soleado México, porque aquí estamos en problemas”, y llegué aquí y estábamos en la misma situación.
Muchos médicos anduvimos tropezando por un lado y por el otro, finalmente un día los residentes que habían regresado, que ya estaban aquí en el hospital me invitaron a dar una plática sobre cirugía cardíaca de la época y el Dr. Enrique Tomassi Navarrete me invitó a regresar al hospital, de modo que años después regresé.
El Dr. Archundia agregó que el movimiento de las Batas Blancas no fue un fracaso, porque, aunque todo regreso a la “normalidad” dio grandes frutos, los objetivos se consiguieron años después, incluso durante la fase del movimiento de residentes, como respuesta, se hizo el edificio que está en Avenida Coyoacán -ahora le llaman de Consulta Externa- era una residencia médica nueva, los sueldos que habían sido muy malos se hicieron dignos; entonces sí hubo resultados.
Fueron tomados en cuenta los médicos residentes de todas las instituciones del país, pero lo más importante está en que la educación médica se reestructuró, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) también tomó parte en este asunto y formó un programa único de especialidades médicas para todo el país, lo reglamentó, de modo que todo esto dio resultados positivos.
Lo importante fue estructurar las residencias que existían, dar certificados, créditos universitarios y grados universitarios, aunque todavía se sale como especialista porque no alcanzamos un grado de Maestría o de Doctorado, a pesar de que trabajamos más tiempo que cualquier Maestría o Doctorado, pero creo que ese es un punto que está por allanarse, tan es así que aquí, en la Subdirección de Enseñanza, se dan Maestrías y Doctorados; están ofreciendo que se acrediten por las universidades, de modo que sí se ganó algo, se ganó la dignidad para la Bata Blanca.
El movimiento empezó el 26 de noviembre de 1964 y terminó con el informe presidencial el primero de diciembre de 1965, pero a pesar del tiempo muchos médicos residentes nunca abandonaron a sus pacientes.
Hubo incluso libros que se publicaron sobre el movimiento de las Batas Blancas, uno de ellos fue del Dr. Norberto Treviño Zapata, que se llamó el Movimiento Médico en México 1964-1965; yo creo que de ese movimiento hubo muchas cosas positivas que quizá la misma clase médica no lo vea, pero la sociedad si salió beneficiada porque de algún modo ahora vemos que la seguridad social abarca la salud de todos los pacientes y cómo ha mejorado enormemente la medicina en México, aún estamos en rezago, pero tenemos una de las instituciones de seguridad social más fuertes del mundo, que se generó a través de una protesta; creo que la clase médica cumplió con un cometido.
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