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La obesidad también se relaciona con la depresión y ansiedad

Sanamente.mx.- La obesidad es una enfermedad crónica de origen multifactorial. En ella se involucran la susceptibilidad genética, los estilos de vida y las características del entorno económico, social y familiar. De igual manera, puede estar relacionada con la depresión y ansiedad, asociadas a trastornos de la conducta alimentaria o distorsión de la imagen corporal.

A nivel mundial, es uno de los problemas de salud más graves y de más rápido crecimiento, mientras que, en México, ha tenido un avance significativo, pues actualmente el 75.2% de la población adulta de 20 o más años vive con sobrepeso u obesidad.

Sobre la relación entre esta enfermedad y la salud mental, la maestra Pilar Bautista, psicóloga cognitiva y psicoterapeuta contemplativa, declaró que debido a que se estigmatiza a la persona con obesidad, en ella se puede presentar “baja autoestima, alteración en sus relaciones interpersonales, menos posibilidades de acceso a los mejores trabajos. Contradictoriamente, esta sociedad es ‘obesogénica’, es decir, fomenta estilos de vida que favorecen la obesidad.”

Estudios han revelado una asociación entre obesidad y depresión en el 80% de las publicaciones, mientras que la aparición de obesidad en pacientes con depresión se constató en el 53% de los estudios.

Bautista, quien es cocreadora y ponente en la Certificación de Psicología Alimentaria del Centro Ashnan, agregó que “la obesidad está muy ligada a cómo pensamos y nos sentimos. Sentimientos de tristeza, ansiedad o estrés, a menudo llevan a las personas a comer más de lo usual. La desaprobación social y familiar puede conducir a la baja autoestima y aislamiento de la persona con obesidad.”

Para el tratamiento de esta problemática, es necesario atender las causas emocionales que provocan comer en exceso; éstas son muy complejas e individuales, pueden surgir por eventos emocionalmente agotadores, como situaciones traumáticas, pérdidas de seres queridos, o cualquier otra situación que haga que la persona genere la necesidad de evasión o compensación a través de la comida, enfatizó la especialista.

También expuso que comer en exceso tiene patrones adictivos, pues es percibida como una protección ante emociones desagradables, pero como la situación emocional desagradable queda desatendida, la persona continúa sintiéndose mal y vuelve a comer para evadir.

Debido a que es una enfermedad multifactorial, su tratamiento debe contemplar la intervención de médicos, nutriólogos, preparadores físicos y psicólogos.

El doctor Claudio Fiorentini, gerente médico de obesidad para Novo Nordisk México, indicó que “diferentes estudios han demostrado que cualquier pérdida de entre el 5 y 10% del peso corporal con fármacos, como los agonistas del receptor de GLP-1, mejora notablemente la salud de la persona y reduce el impacto de las comorbilidades asociadas a la obesidad, como el incremento de la glucosa en sangre, la presión arterial alta, la incontinencia urinaria, el hígado graso y la apnea del sueño. Ello también contribuye a mejorar el estado de ánimo del paciente.

En cuanto al tratamiento psicológico de esta enfermedad, la maestra Bautista explicó que la persona con obesidad puede iniciar su tratamiento en casa, partiendo de una mayor compasión y comprensión hacia sí misma. “Es valiosa la utilización de herramientas como ver la cantidad de comida que pide el cuerpo y si en realidad se come por hambre o por otro motivo. Esto lleva a identificar cuáles son las emociones que impulsan a comer.”

El reconocimiento de las emociones desagradables y el dolor, “es un paso muy importante para la recuperación. También es clave tener conciencia de que todos los seres humanos a veces sentimos dolor, identificar a las emociones negativas sin culpa o autoflagelo, y hablarse y tratarse con más amabilidad”, añadió.

RGP

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