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La estrategia que combatió la fiebre amarilla en 1922

Con motivo del aniversario número 100 de Bayer en México, una empresa químico-farmacéutica alemana fundada en Barmen en 1863.​ Recordamos los hechos más significativos en el rubro de la salud en el año en que la compañía se consolidó en el país.

De esta manera, en 1922 se registró el que sería el último caso de fiebre amarilla urbana en el país. Se trata de una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, que es endémica en áreas tropicales de África y América Latina. Es difícil diferenciar muchas veces entre casos de fiebre amarilla y otras fiebres hemorrágicas virales como arenavirus, el hantavirus, o el dengue.

Los síntomas aparecen entre 3 y 6 días después de la picadura de un mosquito infectado. En una fase inicial causa fiebre, dolor muscular y de cabeza, escalofríos, pérdida del apetito y náuseas o vómitos. Para la mayoría de los pacientes estos síntomas desaparecen después de 3 a 4 días. Sin embargo, el 15% entra en una segunda fase, más tóxica dentro de las 24 horas siguientes a la remisión inicial. En esta fase, vuelve la fiebre alta y varios sistemas del cuerpo son afectados. La función renal se deteriora. La mitad de los pacientes que pasan a la fase tóxica mueren a los 10 -14 días, el resto se recupera sin daño orgánico significativo.

No existe un tratamiento específico para la fiebre amarilla. La vacuna es la medida preventiva más importante y es segura, asequible y muy eficaz. Proporciona inmunidad efectiva dentro de los 30 días para el 99% de las personas vacunadas y una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad sostenida y proteger de por vida contra la enfermedad.

Por ello, Eduardo Liceaga del Consejo Superior de Salubridad, constató que el origen de la enfermedad se debía a la llegada de mosquitos procedentes de Texas y Louisiana. De esta manera se emplearon las siguientes medidas:

Eliminación de aguas estancadas

  • Desecamiento o circulación el agua de los pantanos
  • Uso de mosquiteros
  • Recurrir a fogatas para producir humo

Como resultado de estas acciones, en 1922 se registró el último caso de fiebre amarilla urbana en nuestro país, lo que contribuyó a la salud de miles de habitantes en todas las regiones del territorio.

DZ

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