Salud

Estudios realizados para determinar el perfil neuropsicológico de criminales de alto rango demuestra que existe una relación estrecha entre la violencia y psicopatía

Sanamente.mx .-Se ha demostrado científicamente que existe relación entre la violencia y psicopatía, ya que individuos violentos e impulsivos pueden ser visiblemente diferenciados de la población no violenta, al mostrar en su conducta deterioro cognitivo, falta de atención, disminución de memoria y funciones ejecutivas, lo que, por otra parte, explica su dificultad para tener autocontrol en sus conductas agresivas, antisociales y, en ocasiones, muestra de  insensibilidad.   

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad conocido por sus siglas como TDAH, es el término para definir un desorden del neurodesarrollo, reflejado en dificultades para controlar la conducta, sostener la atención y resistirse a las distracciones.  Los síntomas principales son 3: inatención, hiperactividad e impulsividad y suelen manifestarse desde antes de los 6 años. La prevalencia en México señala que 8% de la población infantil lo padece, y su incidencia es mayor en el género masculino.   

La Dra. Feggy Ostrosky, licenciada en psicología, con posgrado en trastornos de la comunicación por la Universidad de Northwestern en Estados Unidos, y quien ha realizado investigaciones sobre las bases psicofisiológicas y neuropsicológicas del lenguaje oral y escrito, la memoria, violencia y los cambios asociados al envejecimiento normal y patológico, señala que la violencia se genera como producto de la interacción de aspectos genéticos y variables de riesgo, personales, familiares y sociales. 

 “El total de eventos traumáticos sufridos en la infancia, así como el abuso emocional, la carencia de necesidades básicas o abuso sexual (u observar actos sexuales a la fuerza), son elementos predictores que elevan el riesgo de conductas antisociales en niños y adolescentes, posteriormente el nivel de psicopatía en jóvenes y adultos” menciona Ostrosky.    

Es importante destacar la diferencia entre temperamento y carácter. El temperamento es hereditario y tiene relación directa con patrones de conducta adquiridos en generaciones pasadas, el carácter es la parte de la personalidad adquirida, misma que se construye con base en influencias socio culturales y psicológicas.    

En diversas investigaciones científicas se ha encontrado que las personas que padecen TDAH, además de contar con diferencias notables en las estructuras del cerebro, en comparación con quienes no lo padecen, presentan un desequilibrio particularmente de tres neurotransmisores: dopamina, serotonina y norepinefrina, cuyos circuitos corren a lo largo de las diferentes estructuras del cerebro.  

Desde 1994, la doctora Feggy ha estudiado a más de 350 criminales en reclusorios estatales y federales de alta seguridad para saber cuál es el perfil neuropsicológico de capos, sicarios, secuestradores y asesinos seriales: “Algunos casos fueron los de Mario Aburto, asesino de Luis Donaldo Colosio y Juana Barraza Samperio, asesina serial, conocida como “La Mata viejitas”, acusada de matar a 16 mujeres de la tercera edad e intentos de homicidio, entre otros. Entre los resultados de sus estudios, Ostrosky ha encontrado similitudes entre los perfiles neuropsicológicos de estas personas y rasgos de TDAH en algunos de ellos”.   

La sociopatía, tiene dos componentes adquiridos: la sociopatía neuronal y la sociopatía cultural. Esta última es la de mayor preocupación en México, ya que es la que predomina dentro de la sociedad. En concreto, estudios hechos en población reclusa (aproximadamente 350 sujetos recluidos en diferentes centros penitenciarios del país), han encontrado que alcanzan hasta el 25% de adultos con rasgos de TDAH, cuando en la población no reclusa se observa un 1% al 3% de adultos que lo padecen.    

Tener TDAH no significa que se llegará a ser un criminal, sin embargo, los tractos cerebrales que no funcionan de manera adecuada en quienes lo padecen, si no son tratados de manera multimodal, elevan significativamente el riesgo de cometer actos delictivos, debido a la impulsividad, y si se le agrega un ambiente deficiente en las interacciones personales, familiares y sociales, puede desencadenar comorbilidades como abuso de sustancias, provocando en consecuencia conductas violentas y antisociales. 

Es importante saber cómo manejar a quienes padecen este trastorno, mediante una intervención individual y familiar, que conlleva el apoyo y dirección para padres y niños que incentiven desarrollo cognitivo sensorial, perceptivo y/o de lenguaje; ya que mientras más temprana sea la detección del trastorno en el infante, es posible evitar en mayor medida de lo posible, uno o varios traumas que puedan terminar en la etapa adulta de manera negativa.     

De igual forma, no se puede dejar de lado el incrementar la sensibilidad de los padres de los niños para lograr una comunicación efectiva; de esta manera se puede lograr la resiliencia de los factores biológicos, ambientales e individuales del pequeño.     

DZ

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