Mundodehoy.com.- El sobrepeso y la obesidad afectan tu vida sentimental y sexual, elevando el riesgo de padecer disfunciones sexuales, debido a los malos hábitos alimenticios como también la falta de ejercicio.
Cuando el amor no es de tu talla, no es solo por la cuestión estética, sino por algunos factores como los altos niveles de estrés, inhibición del deseo, sentimientos de desvalorización, baja autoestima y rechazo al propio cuerpo, representando un gran riesgo latente en tu vida sentimental y sexual, que no permiten tener una vida más saludable y sana.
La sexóloga clínica y experta en Terapia Familiar y de Pareja, Claudia Wally Rampazzo Bonaldo, refirió que las relaciones de pareja se ven afectadas negativamente por las enfermedades asociadas al sobrepeso y obesidad (SyO): diabetes, hipertensión, aumento de colesterol y triglicéridos en sangre (dislipidemia), dolor en articulaciones y de columna.
Agregó que las relaciones también se ven dañadas por las razones que “originalmente llevaron a las personas a padecer SyO como: sedentarismo y alimentación inadecuada, depresión y ansiedad, trastornos del sueño, hormonales, incluso fármacos antidepresivos, antipsicóticos, ginecológicos o reumatológicos.
El erotismo y las prácticas sexuales suelen alterarse por las razones asociadas a las enfermedades desencadenantes y consecuentes del SyO como un excesivo cansancio, dolor articular y de espalda, depresión, ansiedad, alteración de la autoimagen, disfunción eréctil, reducción de la longitud peniana, y dificultad para lograr ciertas posturas sexuales.
A medida que el SyO aumenta, la sexualidad se deteriora. Sin embargo, el impacto emocional suele ser más importante en ella que en él; “pues se percibe más obesa de lo que en realidad está”. Para mejorar la reducción de peso, además de dieta, ejercicio y fármacos, las personas con SyO se benefician con las intervenciones psicológicas, particularmente con estrategias conductuales y cognitivo-conductuales.
Por su parte, la también Gerente de Relaciones Institucionales en el Consejo Empresarial de Salud y Bienestar (Workplace Wellness Council Mexico) señaló que “tener un estilo de vida saludable, basado en una alimentación correcta y la realización de actividad física constante, ayuda a mantener un peso adecuado, como parte de un sistema de salud individual y en pareja, en el que es importante gozar de una buena salud sexual”.
Refirió que la alimentación correcta incluye: porciones adecuadas para cada persona, las preferencias y gustos individuales, de acuerdo con el nivel socioeconómico y cultura. Y agregó que sus beneficios son: un peso saludable, cantidad adecuada de nutrimentos, vitaminas y minerales necesarios para el cuerpo y disminución de los efectos del estrés.
Todo es mejor en pareja, aseguró la también Maestra en Promoción de la Salud y Desarrollo Social, Hurtado González, y recomendó: ser incluyentes, considerar los gustos de la pareja y preparar un platillo al gusto de ambos. Observar, cada gesto de la pareja al probar alimentos, guardar en la memoria y en la siguiente cena, ¡sorprénderl@!.
Aseguró que la actividad física constante puede incrementar: la líbido, la circulación sanguínea en zonas pélvicas y órganos sexuales, disminuir el estrés y con ello mejorar las relaciones sexuales, el sistema de alerta y estar perceptivo a la provocación sexual, ayudar a controlar el peso y eso incrementar tu autoestima y sentir motivación.
Estos beneficios se pueden multiplicar si la gente los hace en pareja, y recomendó: probar correr o caminar una carrera de 3 o 5 kilómetros. Acudir a una clase de boddy combat o baile intenso, seguro la fuerza aplicada te incrementara el deseo sexual. Los paseos ciclistas por las noches, pueden ser preámbulo a una cena romántica.
Ambas expertas coincidieron en que más allá de las razones para el aumento del peso, lo más importante es que, depende de la historia de la pareja, de si el SyO surgió después, durante o antes de su conformación y si uno o ambos miembros padecen dichas alteraciones. Para poder ayudar a mejorar sus relaciones se podría empezar por un diagnóstico individualizado y otro en pareja, para determinar origen y evolución y con ello, definir el mejor tratamiento para atenderlos.
