Es nuestra Obligación Jurídica y Moral, difundir la cultura de la Paz, como un derecho humano
Tomando Café con Gerardo Gamez
Todos nos hemos visto involucrados en problemas legales o sabemos de algún familiar, amigo o conocido en esas condiciones, ya sea por demandas, denuncias, o cuando consideramos que personas o autoridades han vulnerado nuestros derechos y queremos ejercer acciones legales en su contra. En esta sociedad llena de problemas, es nuestra Obligación Jurídica y Moral, difundir la cultura de la Paz, como un derecho humano.
Existe un mecanismo alterno de solución de controversias llamado “Mediación Certificada” y que los convenios están revestidos con fe publica por parte del Poder Judicial. Así es, cualquier persona o empresa, puede tener acceso a buscar el apoyo de un tercero imparcial, llamado mediador, quien encamina a ambos a lograr un punto medio para un acuerdo exitoso, lejos de todo enfrentamiento dañino, también aplica para prevenir conflictos.
Toda persona siempre desea asegurar la continuidad en sus relaciones familiares, comerciales, con socios, accionistas, inversionistas, clientes o proveedores en el presente y futuro.
La mediación es una gran opción para ello, dado que el proceso tiene como pilares la tolerancia, la empatía, la comunicación, la confianza y sobre todo, la posibilidad real de resolver de manera pacífica un conflicto o prevenir una posible controversia, reduciendo cualquier desgaste emocional y psicológico dentro de otro tipo de procedimiento judicial que suelen ser de una duración excesiva, que puede afectar tu salud y calidad de vida.
En el caso específico de la mediación, una más de las ventajas, es que no hay una figura autoritaria que ordene lo que las partes deben hacer, aquí el mediador es únicamente el encargado de guiar a las partes, motivo por el cual los involucrados tienen la libertad total de enfocarse en plantear todo tipo de alternativas para llegar a una solución amigable de acuerdo con sus intereses. Es decir, los mediados tienen presente que les conviene centrar su atención en sus puntos en común, eliminando en mayor medida todo aspecto negativo que pudiera existir, en el entendido que las opiniones emitidas deben valorarse y equilibrarse para un bien común.
El proceso es mucho más flexible para los mediados, ya que no es necesario acudir ante un Juzgado o Tribunal, por lo que se elimina cualquier otro procedimiento administrativo con funcionarios públicos y evita que exista un mayor número de participantes en el proceso de resolución de conflictos, también los tiempos de respuesta son considerablemente menores, porque se puede obtener un documento favorable a ambas partes en el corto plazo y que tienen la fuerza de una sentencia firme.
Al fomentar un entendimiento entre sí, se genera una sensación de bienestar y de triunfo para ambas partes, ya que al final se pacta un acuerdo claro, sencillo, oportuno y eficaz para los mediados y, en este tenor, las probabilidades de su posterior cumplimiento son más altas que con cualquier otro procedimiento.
Según datos arrojados por el propio Poder Judicial de la Ciudad de México, a pesar de cualquier tipo de diferencias que se puedan presentar, de acuerdo al Centro de Justicia Alternativa, un alto porcentaje de las ocasiones, las mediaciones que se llevan a cabo terminan en un acuerdo que se plasma en un Convenio, en contraste con algún proceso judicial que puede durar años y hasta decadas, es decir, que las personas que deciden continuar con el Juicio, solo un mínimo de esos conflictos concluyen con un acuerdo conciliatorio y la gran mayoría terminan en una sentencia que pudiera ser condenatoria después de muchos años.