
- Un breve análisis exploratorio a partir de la ENSANUT 2018

Por: Por: MSP José Noé Rizo Amézquita, Investigador en Salud y Seguridad Social, Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS). Director de la Sección Técnica de Determinantes Sociales de la Salud, Sociedad Mexicana de Salud Pública (SMSP). Profesor de Salud Pública y Comunidad, Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina de la UNAM.
La infancia es una etapa crucial para el desarrollo de hábitos alimenticios que perdurarán a lo largo de la vida. En México, los escolares de 4 a 11 años se enfrentan a un entorno alimentario complejo, influenciado por una serie de determinantes sociales de la salud. Estos determinantes incluyen factores socioeconómicos, culturales y ambientales que pueden favorecer o dificultar la adopción de prácticas alimenticias saludables. A partir de los datos recopilados en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, este artículo ofrece un análisis exploratorio sobre la prevalencia de hábitos alimenticios saludables y no saludables en esta población, así como las variables asociadas y los factores de riesgo.
En el contexto del Día Mundial de la Obesidad 2025, cuyo lema es “Pongamos el foco en los sistemas, no en las personas, que necesitan cambiar”, se hace evidente la necesidad de abordar los desafíos relacionados con la alimentación infantil desde una perspectiva integral. No se trata únicamente de modificar comportamientos individuales, sino de transformar los sistemas que perpetúan inequidades y limitan el acceso a opciones alimentarias saludables. Este análisis pretende contribuir a la comprensión de cómo los determinantes sociales de la salud influyen en los hábitos alimenticios de los escolares y resaltar la importancia de implementar políticas públicas que promuevan entornos favorables para una alimentación adecuada, en este sentido revisemos un análisis de algunas variables que nos permiten identificar cómo el sexo, la edad, la ubicación geográfica, la Expo y disponibilidad a alimentos así como algunas políticas públicas contribuyen como determinantes sociales a la obesidad en la infancia.
La obesidad en las infancias es un problema de salud pública en México que se ha ido agravando con el transcurso del siglo XXI. A la fecha, México ocupa el décimo puesto en la prevalencia de obesidad en niños y adolescentes (La Tercera, 2024) y en primer lugar en obesidad infantil (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), s.f.). Datos obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, la obesidad afecta al 25% de los menores de 10 años y al 18% de los adolescentes (Secretaría de Salud, s.f.a). Para hacer frente a esta epidemia de obesidad en menores de edad, se han implementado diversas acciones como el etiquetado frontal de advertencia sobre contenidos no saludables en productos procesados, la prohibición de comida chatarra en las escuelas, la promoción de consumo de alimentos saludables a través del programa “Vida saludable”, así como la restricción de publicidad dirigida al público infantil acerca de productos alimenticios considerados chatarra (Secretaría de Salud, s.f.b; El País 2024, octubre 21; UNICEF México, 2024, marzo 3; NCD Alliance, s.f.). Sin embargo, es necesario fortalecer dichas acciones y diseñar nuevas estrategias que acerquen los alimentos saludables e incentiven su consumo en dicha población. El diseño de dichas estrategias eficientes requiere de información adicional a la que se presenta en reportes o encuestas. Un análisis de mayor profundidad implica identificar las barreras que mantienen el consumo de alimentos no saludables. A este respecto, en este trabajo se recuperan datos obtenidos en la ENSANUT de 2018 (Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) 2018), con el objetivo de mostrar la prevalencia de menores de entre 4 y 11 años respecto al tipo de alimentación saludable y no saludable, identificar variables asociadas y factores de riesgo. Para ello se consultaron y analizaron los datos de dicha encuesta, obtenidos a través de los mecanismos de datos abiertos existentes en México. Dichos datos contenían el registro de 5989 menores con una edad promedio de 7.76 años, 3009 mujeres y 2980 hombres, habitantes de la región norte (n = 1159), centro (n = 2254) y sur (n = 2437) del país, así como de la Ciudad de México (n = 139). De ese total, 3727 habitaban en zonas urbanas y 2262 en zonas rurales. Los datos analizados corresponden a la frecuencia en los último 7 días del consumo de 13 grupos de alimentos, los cuales se representan en la Tabla 1. De esta tabla, se puede realizar una clasificación basada en las propiedades nutrimentales de dichos alimentos como alimentos saludables a los pertenecientes a los grupos 1 a 3, 9, y 11 a 13; y como no saludables a los que corresponden a los grupos 4 a 8 y 10.

La Figura 1 muestra la frecuencia de consumo para el total de la muestra para cada uno de los grupos considerados. Se aprecia que el agua sola y los lácteos son los alimentos saludables más consumidos en esta población; mientras que los no saludables más consumidos fueron los dulces, botanas y postres, los cereales dulces y las bebidas lácteas no endulzadas. El número de niños que consumieron o no leguminosas es visualmente equivalente, mientras que un menor número de participantes consumió carnes procesadas. No obstante, un mayor número de niños no consumió carne, frente a los que sí la consumieron.

Una perspectiva más completa sobre el consumo de cada grupo de alimento se aprecia en la Figura 2, que representa un mapa de calor que ilustra la región en donde habitan los participantes de la encuesta en función de cada grupo evaluado. En este gráfico, a mayor intensidad de color, mayor consumo del grupo en cuestión. Resalta el hecho de que los grupos 8 y 9 son los de mayor consumo en la zona centro y sur del país, cada uno correspondiente a un alimento no saludable y saludable, respectivamente. Destaca también, aunque con menor frecuencia el consumo de alimentos d ellos grupos 6 y 7 (alimentos no saludables) y 11 (alimento saludable). Tambien debe señalarse que, dado el mínimo de participantes provenientes de la Ciudad de México, la franja correspondiente a esta región es casi traslucida. No obstante, es válido también interpretar que ningún grupo de alimento concentró una frecuencia de consumo elevada. También se aprecia que, en la zona sur de país, existe una relativa frecuencia de consumo de frutas, leguminosas y carnes, en una manera casi homogénea. Esto puede explicarse por las condiciones geográficas de la región, aptas para el cultivo y la menor cantidad de industria. Aunque, el menor poder adquisitivo de sus habitantes es también un factor posiblemente asociado a ello. Finalmente, el grupo 4, correspondiente a carnes procesadas es uno de los menos consumidos en todas las regiones analizadas.

Dada la cantidad de información recolectada por la ENSANUT 2018, incluso para este sector poblacional, se realizó un análisis de correspondencias múltiples para identificar la manera en que se asocian las diferentes variables. En este análisis consiste en representar en un plano bidimensional organizado en cuadrantes las categorías de respuestas a múltiples cuestionamientos o características de una variable observada. Aquellas categorías que se encuentran cercanas, o en el mismo cuadrante, conforman un perfil distintivo o submuestra de una muestra total. La interpretación de este plano también se realiza mediante el análisis de su eje vertical y horizontal. Los resultados obtenidos se muestran en la Figura 4 y revelan, a partir de la interpretación del eje vertical, que los patrones de consumo de alimentos más diferente se encuentran entre la región norte y la Ciudad de México, que a su vez tiene un patrón semejante al de la zona sur. La zona centro tiene un patrón único, que se observa en el eje horizontal. Tambien destaca que la zona norte se caracteriza por un mayor consumo de alimentos correspondientes a los grupos 2 (leguminosas), 4 (carnes procesadas), 11 (lácteos) y 12 (huevo), siendo el grupo 4 el único alimento considerado no saludable. La zona centro se caracteriza por el mayor consumo de alimentos del grupo 1 (frutas), 3 (carne), 5 (comida rápida y antojitos mexicanos), 6 (dulces botanas y postres), 7 (cereales dulces), 8 (bebidas lácteas no endulzadas), 10 (bebidas lácteas endulzadas) y 13 (verduras). Esto hace de dicha zona la que más variedad de alimentos consume, siendo una mezcla de alimentos saludables y no saludables. En la Ciudad de México y la región sur del país hay un menor consumo de alimentos del grupo 2 (leguminosas), 4 (carnes procesadas), 9 (agua sola), 11 (lácteos) y 12 (huevo); mientras que no hay preponderancia en el consumo del algún tipo de alimento en particular. Estos resultados pueden parecer contradictorios a lo antes ilustrado en el mapa de calor. Sin embargo, mientras que en el mapa de calor se mide la frecuencia de consumo de cada alimento de forma individual, un análisis de correspondencias múltiples evalúa la asociación entre dos o más variables, permitiendo visualizar un resultado más complejo y completo. Un dato adicional que llama la atención es que no se detecta preferencias basadas en el género de los participantes. Esto se interpreta debido a que las categorías Mujer y Hombre, además de que se encuentran cercanas entre sí, se localizan próximas al origen del plano, lo que sugiere la escasa aportación de la variable género en los resultados obtenidos. Una interpretación global de este análisis identifica que la mayor preponderancia de consumo de alimentos variados, saludable y no saludables, se encuentra en la región norte y centro del país. Finalmente, la intensidad en el color de las etiquetas representa la fuerza explicativa de una variable en cuestión para este análisis. El hecho de que sean las categorías del grupo de alimentos número 12 indica que el consumo de huevo juega un papel importante en los hábitos alimentarios de la población analizada.

Una vez hecho este análisis, se procedió a identificar perfiles de hábitos alimentarios mediante la estimación de un análisis de clases latentes. Este análisis consiste en detectar patrones individuales de respuesta y de acuerdo con reglas basadas en la estadística inferencial los asigna a una clase o categoría específica. En este caso, se buscó identificar el patrón de respuesta de cada participante a fin de asignarlo a la categoría de “alimentación saludable” o “alimentación no saludable”. Los resultados mostraron que un total de 3015 participantes fueron reconocidos como pertenecientes a la categoría “alimentación saludable” y 2974 a la categoría “alimentación no saludable”. Con estos datos, finalmente se condujo un modelo de regresión logística en el cual la variable de respuesta fue la pertenencia a la categoría “alimentación no saludable” y las variables predictoras fueron la edad y sexo del menor, así como el área y región donde habita. Los resultados de este análisis de muestran en la Figura 5. Los resultados indican vivir en un área rural frente a una urbana, y en la región centro, sur y Ciudad de México frente a la región norte son predictores significativos de una alimentación no saludable. Estos factores deben tomarse en consideración al momento de elaborar políticas públicas de salud alimentaria en los menores de entre 4 y 11 años.

El conjunto de resultados antes expuestos constituye un esfuerzo para profundizar en el análisis de los hábitos alimentarios de la población meta. Se presentan también como una estrategia de investigación novedosa, en el marco de la celebración del Día de la obesidad, y alientan a la mayor y más compleja investigación en este campo. Si bien, la obesidad es un problema de salud pública multifactorial, con los datos recuperados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018 es posible profundizar en algunas de sus diversas causas y descubrir sus diversos matices mediante el uso de algoritmos de machine learning o aprendizaje automático con la finalidad de aportar información sólida útil para el diseño de estrategias de prevención e intervención en este mal que aqueja a un porcentaje considerable de la población infantil en México. Además, la posibilidad de acceder a datos relevantes de las problemáticas en México debe motivar a los investigadores a profundizar en su análisis a fin de procurar y fortalecer el beneficio de la población en su multiplicidad de características.
A manera de conclusión, los resultados aquí expuestos visibilizan los resultados positivos que han tenido el diseño de diversas políticas en salud pública alimentaria, a la vez que resalta las áreas de oportunidad que aún deben ser atendidas.
Referencias
El País. (2024, octubre 21). La SEP prohibirá la venta de comida chatarra en las escuelas a partir de marzo de 2025. El País. https://elpais.com/mexico/2024-10-21/la-sep-prohibira-la-venta-de-comida-chatarra-en-las-escuelas-a-partir-de-marzo-de-2025.html
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). (s.f.). Obesidad infantil. Gobierno de México. https://www.gob.mx/issste/articulos/obesidad-infantil
Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). (2018). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018 [Archivo PDF]. Recuperado de https://www.ensanut.insp.mx/
La Tercera. (2024). Estos son los países con más niños obesos, según un informe mundial. La Tercera. https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/estos-son-los-paises-con-mas-ninos-obesos-segun-un-informe-mundial/63EJ6OH6JRDE3FYMCI5PUUNXNQ/
NCD Alliance. (s.f.). Prohibiciones de comida chatarra en México. NCD Alliance. https://ncdalliance.org/es/sobre-las-ent/historias-de-cambio-videos/prohibiciones-de-comida-chatarra-en-m%C3%A9xico
Secretaría de Salud. (s.f.a). Obesidad infantil: Nuestra nueva pandemia. Gobierno de México. https://www.gob.mx/promosalud/articulos/obesidad-infantil-nuestra-nueva-pandemia
Secretaría de Salud. (s.f.b). México instrumenta políticas públicas para promover la alimentación sustentable. Gobierno de México. https://www.gob.mx/salud/prensa/510-mexico-instrumenta-politicas-publicas-para-promover-la-alimentacion-sustentable
UNICEF México. (2024, marzo 3). Escuelas sin comida chatarra: Un paso importante para la salud infantil en México. UNICEF. https://www.unicef.org/mexico/comunicados-prensa/escuelas-sin-comida-chatarra-un-paso-importante-para-la-salud-infantil-en-m%C3%A9xico