Noticias

El café, protector contra la mortalidad

En la más reciente publicada en “The New England Journal of Medicine, el café, en sus diferentes versiones de normal o descafeinado, se erige como factor protector contra la mortalidad total y la mayor parte de las enfermedades más comunes, con la única excepción del cáncer.

El estudio supera en calidad numérica a publicaciones previas ya que los investigadores siguieron a unos 400 mil sujetos por un periodo de 15 años durante el que se produjeron más de 50 mil muertes. Su diseño es prospectivo observacional, y esto último hace que no pueda haber realmente prueba de causalidad como la encontraríamos en un estudio de intervención.

De ahí que debamos tomar los resultados con precaución ya que la experiencia demuestra que raramente los resultados de un estudio observacional, sea con el nutriente que sea, se confirman cuando se aplica el rigor y la evidencia científica de un estudio de intervención randomizado.

En este caso se da la circunstancia curiosa de que los resultados son diametralmente opuestos dependiendo de cómo se lleven a cabo los análisis. Inicialmente el consumo de café se asoció con un riesgo mayor, pero eso se debía a que el consumo de café coincidía con una dieta peor y un consumo más elevado de tabaco. Solamente tras corregir o ajustar esos factores de confusión es cuando emerge la protección del café.

Otro aspecto preocupante es el hecho de que el consumo de café solo se recogió una vez, al principio del estudio y a través de un cuestionario con todas las deficiencias de información más precisa que se hubiera necesitado conocer, incluyendo una manera precisa de medir el consumo de café normal o descafeinado y la manera de preparación, algo muy importante para dar más pistas acerca de qué componentes del café podrían ser responsables del efecto y poder avanzar en los mecanismos.

El hecho de tener sólo un punto histórico de referencia nos impide conocer qué sujetos cambiaron sus hábitos durante los 13 años de seguimiento, no sólo en lo que se refiere al café sino, más importante, a los otros factores de riesgo como el tabaco o la dieta. De nuevo, esto es un factor tremendo de confusión, que aunque los autores tratan de apañar matemáticamente, no deja de ser un ‘apaño’.

En resumen, no podemos lanzarnos a dar recomendaciones basadas en un solo artículo, no importa en qué revista se publique y además teniendo en cuenta el diseño del mismo que es meramente observacional y con una información muy poco detallada. No hay duda de que la mayor fuerza del mismo se encuentra en el tamaño de la población y la duración del seguimiento. Sin embargo, conviene añadir esta información al conjunto de publicaciones que se han generado sobre el tema.

En general, la tendencia sugiere que el consumo de café parece ser beneficioso y además el efecto es acumulativo, es decir, que es más protector con cuatro o seis tazas al día que con sólo una o dos. Sugiriendo esto una dosis-respuesta, pero recordemos que no es una intervención.

 

 

Artículos relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button